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Se enseñó la bomba este verano. La cuenta atrás ha comenzado a correr ahora. Veremos si, finalmente, termina por explotar el 4 febrero de 2024. Este será el día en el que los parisinos votarán si expulsan a los SUV de sus calles, tal y como ha confirmado la propia Anne Hidalgo, alcaldesa de la ciudad, en sus redes sociales.
Como decíamos, el primer aviso llegó hace unos meses. En julio de 2023 se empezó a hablar de esta posibilidad. Los vecinos de París serán preguntados sobre "un aumento muy importante de las tarifas de aparcamiento no residencial de los SUV y 4×4″, tal y como recogen en France 24.
La medida va en la misma línea que Hidalgo ha seguido en la ciudad en los últimos años. En su proyecto de movilidad, se está tratando de reducir el volumen de automóviles, calmar el tráfico y reorganizar el espacio público. Por el camino se han tomado medidas para limitar los "viajes de tránsito", peatonalizar calles de colegios, favorecer el uso de la bicicleta o expulsar a los patinetes de alquiler.
Esto último llegó tras una consulta a la ciudadanía. Y esto mismo puede pasar con los SUV, pues el Gobierno de la ciudad ha dejado en las manos de los ciudadanos si toma la decisión de encarecer el aparcamiento en superficie de los SUV lo suficiente como para que el conductor se lo piense dos veces.
La intención final es "permitir un mejor reparto del espacio público en beneficio de la movilidad sostenible y de los peatones", recogen en los medios franceses. De momento, no se ha anunciado qué precio tendrán que pagar los conductores para aparcar pero sí parece claro que la idea es gravar el peso del vehículo.
Tampoco se ha especificado qué se hará con el coche eléctrico, sensiblemente más pesados que las versiones de combustión. En caso de apoyar la iniciativa, el consistorio tendrá un problema encima de la mesa.
Uno de los motivos por los que se quiere sacar a los SUV de las ciudades es porque son vehículos más contaminantes y también más inseguros para ciclistas, motoristas y peatones. En el caso del coche eléctrico, la primera desventaja se elimina, pero no así la segunda en el caso de los SUV eléctricos. Queda por saber, por tanto, si se aplicará algún tipo de excepción a esta mecánica y cómo se redactará para entender ambos supuestos.
Una ciudad dominada por los SUV
En los últimos años, París está dejando a un lado el coche. The New York Times ya lo recogía en 2019, explicando la revolución de la movilidad que Hidalgo lleva como bandera desde 2014. Entre 1999 y 2016 el número de vehículos en propiedad en la ciudad fue en claro retroceso.
Pero aunque el número de automóviles en propiedad se ha ido reduciendo en París, el número de SUV se ha disparado. Según Le Parisien, desde 2018 ha crecido en un 60% el número de SUV entre los ciudadanos franceses. Según sus cuentas, el número es mayor en las viviendas más céntricas, donde casi uno de cada tres vehículos son SUV. En la foto general, el 15% de los vehículos en propiedad en París son vehículos con este tipo de carrocería.
Aunque el número de coches eléctricos en el país está aumentando considerablemente, la inmensa mayoría de los SUV son vehículos con motores térmicos. Sólo poco más del 2% de los SUV son eléctricos e Hidalgo ha sido la primera en señalar que el ruido generado por estos automóviles también es mayor.
En los últimos años, hemos visto como las decisiones políticas y los gustos de los consumidores han ido de la mano, favoreciendo el crecimiento de este tipo de automóviles. Esto se ha convertido en un problema, especialmente en las ciudades europeas. Con calles más estrechas, reviradas y con menor espacio en superficie para aparcar el vehículo, el SUV no parece el coche más indicado.
La consulta parisina, impulsada por el partido de Los Ecologistas, es el último caso evidente pero no el único. En Lyon ya han optado una medida similar a la que se propone en París. Los movimientos ecologistas contrarios a este tipo de vehículos han ido creciendo en los últimos años. En agosto del año pasado, un grupo quiso extender la práctica de deshinchar las ruedas de estos automóviles para desincentivar su uso y su compra.
Y ahora la Unión Europea empieza a debatir si no deberíamos sacarnos un carné de conducir extra para poder ponernos al volante de los automóviles con más de 1,8 toneladas de peso.
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Foto | Vitoria Beatriz Fetter
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