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El apelativo de El cometa verde ha calado para referirse a C/2022 E3 (ZTF), un cometa que con un poco de suerte podremos ver estos días en nuestros cielos. Pero ¿realmente lo que vamos a ver sea un cometa verde? Y ¿a qué se debe este color?
Un cometa en el cielo de invierno. C/2022 E3 (ZTF) nos está haciendo una visita estos días. Logrará su máximo acercamiento a la Tierra entre el 1 y el 2 de febrero, pero la luna nueva del pasado sábado nos ha dejado un cielo oscuro más idóneo para los avistamientos de este tipo.
Si queremos ver el cometa tendremos que aprovechar las primeras horas de la madrugada y mirar hacia el noroeste. Para guiarnos podremos tomar la constelación de Camelopardalis (también llamada la Jirafa) como referencia.
Una de las características que hacen a C/2022 E3 (ZTF) tan interesante es que podría ser observado a simple vista, sin necesidad de telescopios o prismáticos. Sin embargo prescindir de estos instrumentos puede hacer que no podamos apreciar la característica que le ha valido el apelativo.
Un cometa verde. Los cometas son un tipo específico de objeto celeste con un aspecto característico, su cola. La cola aparece cuando los cometas se acercan al Sol al orbitarlo. A diferencia de los asteroides, que están formados principalmente por rocas, los cometas son una amalgama de roca y hielo.
Cuando el cometa se acerca al Sol, el hielo se derrite y una nube de polvo y gas (en realidad loc cometas suelen contar con dos colas, una de polvo y otra formada por gases) se proyecta hacia el exterior de la órbita.
Pero no todos los cometas están compuestos de los mismos materiales. En el caso de C/2022 E3 (ZTF), la presencia de dos compuestos es la que le da su color característico: carbono diatómico y cianógeno. Como explica a la revista Newsweek Gianluca Masi, astrónomo del proyecto Virtual Telescope Project, “bajo los efectos de la luz solar, estas dos sustancias [carbono diatómico y cianógeno] brillan verde”.
No todo el monte es orégano. Tanto el cianógeno como el carbono diatómico se presentan en forma de gas en la cola del cometa, lo que hace que sea la parte gaseosa de ésta la que toma el color verde, mientras que la cola de polvo no muestra este color.
En el caso del carbono diatómico, el color se produce cuando la luz solar golpea estas moléculas formadas por dos átomos de carbono. El choque de la luz ultravioleta y la molécula hace que los dos átomos se separen mientras se emite una luz verdecina.
Tras el impacto los átomos individuales de carbono se alejan por la cola gaseosa del cometa. Por eso el color verde es más intenso en la zona de la coma, es decir, la nube que rodea el núcleo del cometa, y menos intenso en el exterior de la cola.
Un fenómeno no tan único. Aunque pensemos en los cometas como objetos blancos en el cielo oscuro de la noche, lo cierto es que se trata en general de objetos coloridos. Un ejemplo reciente de esto fue el cometa NEOWISE, cuya coloración fluctuó entre el rojo y el verde. Otros “cometas verdes” recientes incluyen también el cometa Leonard (C/2021 A1), el Lulin (C/2007 N3), o el Lovejoy (C/2014 Q2).
Cada 50.000 años. C/2022 E3 (ZTF) es un cometa verde que podremos ver a simple vista. Pero hay otra característica que ha hecho de su paso un fenómeno tan renombrado: el hecho de que hayan pasado 50.000 años desde su última visita. Eso y que es posible que su órbita no lo traiga de nuevo en otros 50.000 años o incluso que no lo traiga de vuelta en absoluto. Si bien su color no lo hace único, nuestra oportunidad para verlo quizás sí lo sea.
Imagen | Dmitry Kolesnikov
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Segun xataka.com