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"Cuando el agua comenzó, un carro se quedó allá enganchado. Con tres personas: un hombre, una mujer y un niño", explica Rafael Zabala, un vecino de Pantoja que vivió las inundaciones del pasado fin de semana.
La cañada del residencial Carmen Renata, en Pantoja, se desbordó con las lluvias del fin de semana. La fuerza del agua arrastró a dos carros. El primero llevaba a tres personas dentro. Zabala y otros hombres fueron a rescatarlos. "Entonces nosotros fuimos y los estábamos rescatando. Ahí yo me corté el pie y no pude seguir dando ayuda. Llamamos a Defensa Civil, llamamos al 911 y vino casi a las 4 horas", explica. Finalmente, todos salieron ilesos.
Sin embargo, otro carro fue empujado por la cañada, avanzando unos cien metros y llegando al barrio Samaria, que sufrió la destrucción del crecimiento de la cañada. Muchos de los vecinos de Samaria vieron cómo sus casas se llenaron de agua, destruyendo armarios, camas, neveras y todo tipo de mobiliario.
La destrucción en Samaria
Alicia Sánchez es una de las vecinas que vive cerca de la cañada. Para ella y su familia, las inundaciones vinieron sin avisar. "Fue una sorpresa. Mi hijo estaba aquí buscando la manera de tapar ese hoyo, para que el agua no se metiera. Mi hija estaba en la habitación, y cuando nos dimos cuenta de que ella estaba dando gritos, no podía abrir… El niño estaba en el baño, salió desnudo", narra a Diario Libre.
Por suerte, nadie de su familia sufrió daños. No obstante, perdieron la mayoría de las cosas. Ahora tienen un mueble secándose en el exterior y miedo de que llegue otra inundación.
Más allá, también muy cerca de la cañada, está Modesta Eulalia Peña. Se encuentra en medio de una pequeña calle que aún tiene la suciedad de tierra que deja una inundación. "Aquí se llenó todo. Mira, el agua llegó hasta aquí. Mira las muestras", dice señalando a la pared.
"Esto fue un desastre. Mira todavía cómo está la gente con todas las cosas afuera. Porque se mojó todo. Se perdió todo", sigue diciendo, mientras mira a sus vecinos que tienen sillas, mesas y todo tipo de mobiliario bajo el sol.
A su lado está su hija, Gineyri Desirée Peña, quien sufrió pérdidas en su casa y su negocio. "El agua llegó hasta a la mitad del negocio, hasta el mostrador", empieza diciendo. Además, le dañó alguna mercancía y un refrigerador.
"Le pedimos al gobierno de solución de la cañada, porque por ahí es que pasa toda esa agua. Y ellos allá abajo a arreglar, pero aquí arriba nos dejó el problema", denuncia Desirée tras ver su casa y su negocio inundados por el agua de la cañada.