Un hombre llamado Ron Vara ha sido clave para iniciar la guerra de aranceles. El único problema es que ese hombre no existe

Un hombre llamado Ron Vara ha sido clave para iniciar la guerra de aranceles. El único problema es que ese hombre no existe

* xataka.com * #android #tech #tecnologia

Peter Navarro ha sido dos veces asesor principal de comercio y manufactura con Trump, una vez en cada mandato. Su rol en 2025: principal arquitecto de las políticas arancelarias implementadas, abogando por esas tarifas significativas sobre importaciones en prácticamente todos los países, ahora y desde hace unas horas, principalmente a China. Detrás del experto en economía había una figura en la sombra, un nombre que había repetido en sus libros para justificar el impacto planetario de los aranceles: Ron Vara.

El único problema es que Vara… no existe.

Invent. La historia, como veremos, en realidad no es nueva, o no del todo, pero ha sido la comidilla de los medios estadounidenses gracias a Rachel Maddow, quien explicó en su programa de televisión que Vara no solo es una figura inexistente, sino que su nombre es un anagrama de "Navarro", una alteración deliberada que permite entender esta creación como una especie de reflejo ideológico de su autor.

Según Maddow, Navarro no se limitó a mencionarlo una vez: lo citó "una y otra y otra vez" como una fuente confiable en materia económica, y llegó incluso a atribuirle un memorando que circuló en Washington tras la victoria de Trump, donde Ron Vara afirmaba que el entonces presidente podía “cabalgar los aranceles hasta la victoria”.

La creación de una voz ficticia. La historia se remonta al año 2019. Hasta entonces, Navarro, economista con doctorado en Harvard y figura clave del ala más radicalmente proteccionista del gobierno de Trump, había sido durante años un referente en el discurso económico anti-China en Estados Unidos. Autor de múltiples libros, artículos y documentales, su influencia creció al calor de una retórica que presentaba a Pekín como una amenaza sistémica, tanto para la economía estadounidense como para su seguridad nacional.

Sin embargo, en una revelación que causó perplejidad tanto en el mundo académico como en el político, se descubrió que Navarro había inventado al personaje de Ron Vara, presentado durante casi dos décadas como su fuente legítima y confiable de sabiduría económica. Ron Vara no era una persona real, sino un anagrama del apellido “Navarro” que el autor utilizó como alter ego literario en al menos cinco de sus trece libros. Aquella invención, que fue presentada al público sin ningún tipo de aclaración, fue descubierta por Tessa Morris-Suzuki, profesora emérita de la Universidad Nacional de Australia, quien, al investigar las afirmaciones de Navarro sobre China, notó la recurrencia de este supuesto experto, del cual no existía ningún registro verificable.

Navarro

Navarro

Evolución del personaje ficticio. Contaba entonces el Times que Ron Vara apareció por primera vez en el año 2001, en el libro If It’s Raining in Brazil, Buy Starbucks, donde lo describe como un veterano de la Guerra del Golfo con formación en economía por Harvard, exactamente como el propio Navarro. Desde entonces, el personaje fue citado como fuente en libros posteriores, siempre con frases tajantes, irónicas o mordaces, que parecían dotar de color y autoridad popular al argumento del autor.

Con el tiempo, incluso ideas que Navarro había firmado como propias fueron atribuidas retroactivamente a Vara en libros posteriores, como la advertencia “Don’t play checkers in a chess world”, que aparece bajo la voz del personaje en The Well-Timed Strategy (2006) y Always a Winner (2009). A medida que Navarro centró su atención en el conflicto con China, Vara también adquirió un tono cada vez más nacionalista y alarmista, participando retóricamente en los ataques contra el sistema productivo y de consumo chino, y sirviendo como puente narrativo entre el discurso académico y una voz pseudocómica de sentido común cargada de eslóganes.

Vara como portavoz de la verdad. Conforme los escritos de Navarro se volvieron más ideológicos, Vara se transformó en un recurso para reforzar ideas que bordeaban lo conspirativo. En The Coming China Wars, por ejemplo, contaba el Times que lo citaba en un capítulo dedicado a la supuesta toxicidad de la cadena alimentaria china, con frases como “You’ve got to be nuts to eat Chinese food”. En Death by China, el libro y documental que consolidó la imagen de Navarro como el gran ideólogo del “peligro chino” dentro de la administración Trump, Vara aparece con sentencias que parecen sintetizar la tesis general, como (cita del Times): “The Manufacturing Dragon is voracious.The Colonial Dragon is relentless. The American Eagle is asleep at the wheel”.

Al parecer, esta estilización del personaje no solo buscaba simplificar mensajes complejos, sino también dotarlos de un barniz de autenticidad popular. En lugar de invocar estudios o fuentes externas, Navarro creaba una voz propia que funcionaba como catalizador de sus argumentos, disfrazando una opinión personal como observación ajena y validada.

Las reacciones. Cuando se destapó la verdad hace unos años, que Ron Vara era una simplemente una invención, no solo provocó reacciones en el mundo académico, donde se cuestionaba la legitimidad de un autor que oculta la ficción bajo el ropaje de la divulgación seria, sino también entre los propios colegas de Navarro. Glenn Hubbard, ex asesor presidencial y coautor de Seeds of Destruction, declaró que desconocía totalmente la naturaleza ficticia del personaje. Michael Pillsbury, experto en política china del Hudson Institute y amigo personal de Navarro, también se mostró sorprendido: “Siempre supe que Peter era creativo e imaginativo, pero lo subestimé gravemente”.

Por su parte, la universidad de California en Irvine, donde Navarro ejerció como profesor antes de asumir su rol en la Casa Blanca, se deslindó del asunto indicando que el autor ya no representa a la institución, y declinó hacer comentarios.

La respuesta de Navarro. Frente al descubrimiento, Navarro no mostró arrepentimiento ni ofreció justificaciones. En declaraciones a The Chronicle of Higher Education, comparó a Ron Vara con los cameos de Alfred Hitchcock en sus películas, calificándolo como una “broma privada” finalmente descubierta. Incluso, en un mensaje posterior enviado al New York Times, volvió a invocar a su alter ego: “Como diría Ron Vara, ‘relájate y diviértete leyendo los libros’”.

Entre la ficción y la realidad. Esta reacción despreocupada contrastaba con la gravedad del acto en el contexto en que se produjo: libros presentados como obras serias, muchas veces académicas, y con fuerte impacto en la formulación de políticas públicas.

La línea entre el ensayo divulgativo y la sátira nunca se marcó, lo que convierte el uso de Ron Vara no en una simple licencia creativa, sino en una herramienta de manipulación discursiva que ocultaba la autoría real y reforzaba posiciones ideológicas bajo una máscara de aparente consenso externo. Plus: años después, Navarro no solo volvió a convertirse en el asesor de Trump, se convirtió en la mano detrás de los aranceles que han impactado en los mercados… con Vara otra vez entre las “fuentes” que avalaban los planes.

Vara y los aranceles. Al citar al personaje ficticio como si fuera un economista externo e independiente, Navarro consiguió reforzar sus planteamientos con una voz artificial que simulaba consenso o apoyo técnico, cuando en realidad era una extensión de sí mismo. Dicho de otra forma: la maniobra discursiva no solo evadía los estándares éticos de la argumentación académica, sino que engañaba al lector intencionadamente, presentando una ficción como respaldo factual.

El hecho de que nadie detectara la inexistencia de Ron Vara durante años, ni en medios, ni en la política, ni siquiera entre colaboradores, pone en evidencia lo poco rigurosas que pueden llegar a ser las plataformas que difunden ideas influyentes sin verificación básica de las fuentes.

Si se quiere también, la “figura” de Vara refuerza la idea de que el relato económico de la administración Trump se acerca más a una distorsión premeditada con consecuencias reales. Que uno de los arquitectos principales de esa narrativa haya necesitado inventar un “experto” para sostenerla ilustra un poquito más y con relativa claridad la fragilidad de una política construida sobre el artificio, la ideología y el espectáculo.

Imagen | Trump White, White House

En Xataka | Si China quiere esquivar los aranceles de Estados Unidos, Rusia puede enseñarle un atajo: Kirguizistán

En Xataka | "Hay algo mucho más dañino que los aranceles en sí, la incertidumbre"

source
Segun xataka.com