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Si "los atascos a las tres de la mañana de un sábado" son una seña de identidad en Madrid de la que presumir, Nueva York sería algo así como la ciudad a imitar. O, al menos, lo era hasta este mismo año. En ninguna ciudad del mundo se perdía tanto tiempo en un atasco como en Nueva York.
En 2023, los conductores que a diario circularon por la ciudad perdieron más de tres días seguidos atascados entre el Empire State, el puente de Brooklyn o viendo desde lejos la Estatua de la Libertad. En contraposición a esta última, se calcula que cada uno de ellos pasó 101 horas cautivo dentro del coche.
El infierno del tráfico superó, entonces, a Londres (99 horas perdidas por cada conductor), París (97 horas) o Ciudad de México y Chicago (96 horas en ambos casos). Los datos provienen del Global Traffic Scorecard 2023 de INRIX y sólo hacen referencia a la hora punta. En ellos se recogía las 15 ciudades que más se congestionaron en sus peores horas para moverse por la ciudad.
Las consecuencias económicas fueron tan llamativas como los datos anteriores. Según los datos de la ciudad, los atascos fueron todavía peores de lo señalado, sumando 117 horas por cada conductor de los 700.000 vehículos que se calcula que se movían por la parte sur de Manhattan cada día. Esto derivó en 20.000 millones de dólares perdidos en materia de productividad.
Conscientes del problema (y, probablemente, cansados de él), la ciudad de Nueva York ha decidido tomar una solución que debía haberse aplicado este verano. Una que parece haber disipado los coches, ha devuelto a la normalidad el uso del autobús como transporte público y ha descongestionado las calles.
La solución se llama: pagar por circular.
Un peaje de consecuencias inmediatas
"Desbloquear una Nueva York mejor". Ese ha sido el lema que ha impulsado el peaje que ya se aplica en la Congestion Relief Zone in Manhattan, un espacio delimitado al sur por el Río Hudson y al norte por la calle 60 que también hace frontera con Central Park.
Desde el pasado cinco de enero de 2025, quienes traten de acceder a este espacio reservado con un coche tendrán que desembolsar un peaje que puede alcanzar los 14,50 dólares (casi 14 euros). El precio difiere en función de si accedemos con un coche, una motocicleta o con un camión. En este último caso el coste puede dispararse por encima de los 30 dólares.
El precio a pagar difiere también en función de si estamos accediendo en "hora punta" (de cinco de la mañana a nueve de la noche entre diario y de nueve de la mañana a nueve de la noche los fines de semana) o en las horas restantes donde el precio es mucho más barato. También se abarata con el E-ZPass, una suerte de Via-T a la americana. El dinero recaudado será dedicado íntegramente a mejorar el transporte público de la ciudad.
Y los resultados de este peaje han sido inmediatos. Según el Ayuntamiento de la ciudad, la media de los viajes en la zona afectada por el peaje se realizaban a una media de 7,1 mph (unos 11,4 km/h). Aseguran, sin embargo, que la velocidad en los puentes de entrada a la ciudad han aumentado entre un 30 y un 40%.
Financial Times señala que antes de la aplicación del peaje, entrar a Manhattan desde Nueva Jersey a través del túnel Holland casi se ha duplicado, alcanzando las 28 mph (45 km/h). Salir de Manhattan a Brooklyn por el puente que lleva el nombre de este último barrio conllevaba disfrutar de un bonito atasco cada noche que obligaba a moverse a una media de 13 mph (20,9 km/h). Ahora se circula a una media de 23 mph (37 km/h).
Este aumento en la velocidad es, sin duda, consecuencia de unas calles mucho más limpias de vehículos. Los resultados, como puedes ver en la imagen superior sorprende especialmente a quienes conviven a diario con el tráfico de Manhattan. El peaje ha llegado a reducir el tráfico en el túnel Holland hasta en un 63% entre las ocho y las nueve de la mañana de la primera semana de aplicación de la medida. Y el uso del transporte público ha llegado a subir hasta un 14% en algunos casos.
Las consecuencias también han sorprendido a los trabajadores que se dedicaban a la gestión del tráfico de la ciudad a pie de calle para aliviar las aglomeraciones. "Estamos sorprendidos, nunca esperé ver esto y eso que llevo viviendo 45 años en Nueva York. Es un gusto no tener que decirle a los conductores que tienen que esperar a que les toque su turno", señalaba Shirley Matthews, responsable del tráfico en una de las calles afectadas por el nuevo peaje a Gothamist, de la emisora de radio pública WNYC.
Según los datos aportados por los responsables del transporte en el área metropolitana de Nueva York (MTA), el flujo de vehículos se ha reducido significativamente en las primeras dos semanas. La primera de ellas, 273.000 vehículos menos entraron en el área restringida y en la segunda, la que acabamos de superar, se ha reducido en 219.000 automóviles comparados con los datos anteriores a la aplicación de la nueva tasa.
Además de la regulación del tráfico y de mayores facilidades para los peatones, los usuarios de los autobuses del transporte público han sido otros de los de grandes beneficiados por la medida. Especialmente aquellos que tienen que lidiar con el paso de los puentes o de los túneles para entrar o salir de la isla.
Señalan en The New York Times que el autobús SIM24, que conecta Manhattan con Staten Island tardó de media siete minutos menos en recorrer el túnel Lincoln. La B39, que especifican que suele estar afectada por los atascos del puente de Williamsburg, ha reducido su paso en cuatro minutos, lo que supone un ahorro de tiempo del 28%.
Pese a todo, los medios de comunicación se muestran conservadores frente al efecto de la medida. The New York Times asegura que el 85% de los trabajadores de la zona delimitada por el peaje ya viajaban en transporte público y que los propios trabajadores de tráfico señalan que "es demasiado pronto para confirmar cómo pueden cambiar las tendencias de los viajeros".
En cuanto a la viabilidad del proyecto, en Politico señalan que el nuevo peaje tendrá que enfrentarse a los vecinos de Manhattan que han presentado una demanda colectiva, a la presidencia de Donald Trump, al sindicato de maestros (que ha denunciado el proyecto) y hasta a sus propios aliados, como el Gobernador de Nueva Jersey que comparte filas con el Gobernador de Nueva York en el Partido Demócrata pero también ha denunciado el proyecto.
Foto | MTA y Josh McCausland
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