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Hace casi una década y media Emily Robinson se propuso un desafío para empezar el año nuevo: correr una media maratón que se celebraría poco después, en febrero de 2011. Lo de trotar kilómetros y kilómetros no le entusiasmaba demasiado, así que para que sus entrenamientos le cundiesen más Robinson decidió cuidarse… y aparcar el alcohol durante 31 días, solo hasta que cruzase la línea de meta. Durante todo enero la británica aparcó las copas y botellas. No probó ni gota.
La experiencia acabó gustándole tanto que sembró la semilla de lo que hoy se conoce como ’Dry Janury', una iniciativa multitudinaria, que moviliza a miles de personas y ha saltado más allá de las fronteras de Reino Unido hasta llegar a España. Su enfoque es sencillo: disfrutar de un "enero seco", un arranque de año libre de cañas, vinos y cócteles.
Una idea afortunada. La historia de Emily Robinson la narra en su web Alcohol Change, una organización británica que se dedica a visibilizar los daños que causa la bebida y aboga por un consumo más "consciente". En 2012 Robinson se unió a los precursores de la asociación, se propuso de nuevo dejar la bebida en enero y su experiencia despertó tanto interés que un año después se organizó el primer 'Dry January' con la implicación, entre otros, del doctor Richard de Visser, experto en la materia de la Universidad de Sussex (US).
Un dato: 175.000. La propuesta pudo quedarse en eso, una ocurrencia original para fomentar un consumo de alcohol responsable, pero los promotores de Dry January se las apañaron para darle más repercusión en 2014, 2015, 2016… incluso durante los años de la pandemia, hasta conseguir que en 2023 se inscribiesen de manera formal en la campaña 175.000 personas. Y ese matiz de "formal" es importante.
Hay expertos que deslizan que con toda probabilidad el dato global de participación es muy superior. La propia Alcohol Change recuerda que hay encuestas de YouGov que muestran que, solo en Reino Unido, varios millones de británicos se planteaban en enero de 2017 o 2018 dejar el alcohol. Lo cierto es que la mezcla de 'propósito de año nuevo' y 'sobriedad' parece no dar malos resultados, se asocie o no con la marca Dry January. Hace unos días Euro News publicaba un balance sobre el seguimiento de iniciativas similares más allá de Reino Unido y sus datos resultan sorprendentes.
Un enero seco (o húmedo). En Francia el nuevo ministro de Salud, el cardiólogo Yannick Neuder, se ha comprometido públicamente a participar en el Dry January (’Défi de Janvier', en francés) aun a riesgo de enturbiar su relación con Macron y los productores de vino. La firma Chavin ha llegado a estimar que en toda Francia hay millones de personas que se han propuesto abstenerse de consumir alcohol este mes. Y no son los únicos. Euro News cita estudios de Bélgica, Alemania, Italia o Reino Unido que dan una idea del volumen de consumidores que se plantean dejar la bebida.
En Bélgica sin ir más lejos Eurocare calcula que en 2023 el 23% de la población participó en la campaña de abstinencia, que allí se conoce como ’Tournée Minérale' y se desarrolla en febrero. Un porcentaje relevante (70%) se implicó al máximo y se abstuvo por completo de probar las copas. El éxito de campañas de este tipo (’Dry January', ’Défi de Janvier', ’Tournée Minerále' o ’Enero Seco' en España) han inspirado incluso el ’Damp January' (’Enero Húmedo'), algo más suave y que busca la moderación, no la abstinencia.
Una moda con beneficios. El Dry January es algo más que una campaña ocurrente o una forma de aprovechar el tirón de los "propósitos de año nuevo". Si ha logrado semejante éxito, expandiéndose más allá de Reino Unido, es en gran medida porque desde el principio sus promotores pusieron el acento en sus bondades desde un punto de vista científico. De hecho en su primer año, 2013, se organizó ya una encuesta entre los participantes a cargo del profesor Richard de Visser.
En 2018 Psychology & Health publicó un artículo sobre los beneficios de la abstinencia con 4.200 participantes en el Dry January, en 2019 se divulgaron más datos y sus organizadores no han parado de sacar pecho con los resultados. Hace solo unos días el propio de Visser publicaba en The Conversation un artículo en el que resumía los principales beneficios de sumarse a los "eneros secos".
¿Y qué beneficios son? El profesor de la Universidad de Sussex lo resume en una sola frase: "Mejor sueño, más energía y sensación de control". "A nivel biológico un mes de abstinencia se asocia con reducciones de la grasa hepática, la glucosa y el colesterol en sangre", reflexiona el doctor. A esas ventajas se añaden los "beneficios psicológicos" constatado en un estudio con más de 4.200 adultos que participaron en el Dry January. El 56% afirmó que su calidad del sueño había mejorado tras solo un mes sin alcohol.
¿Qué pasa después de enero? Esa es la (otra) clave. Lo de plantearse un enero sin cerveza, vino o cócteles está bien, pero… ¿Qué pasa cuando llega febrero? ¿Cómo responde la gente? "Alrededor de la mitad de las personas que participan en el Dry January vuelven a beber a sus niveles anteriores, pero sienten que tienen un mayor sentido de control en el consumo", señala el experto de la US. "Cerca del 40% opta por hacer cambios más amplios en su ingesta de alcohol, ya sea bebiendo menos días a la semana o menos cantidades".
Cuestión de salud… y economía. No todo es salud. La bebida cuesta dinero y suprimirla por completo durante 31 días tiene también un efecto claro en la economía de quienes se suman al Dry January, uno que ya está calculado. "Para algunos, saltarse esa copa de vino ocasional podría ahorrarles 50 dólares, mientras que para quienes salen regularmente el total podría ascender a 300 dólares o incluso más", relata a la CNBC Douglas Boneparth, de Bone Fide Wealth. Hay estimaciones que van más allá y sitúan el ahorro total en una horquilla más amplia que va de 300 a 1.000 dólares.
"Minimiza las ocasiones de beber". Para que la aventura del Dry January finalice con éxito, de Visser desliza algunas recomendaciones: reducir las oportunidades de beber, no tener botellas en casa, planificar con antelación qué pedirás cuando salgas con amigos a bares, tener pensado cómo rechazar las invitaciones y buscar espacios libres de alcohol.
El experto también anima a inscribirse en el reto de Alcohol Change para no afrontar la abstinencia solo y contar con "apoyo social", una treta que, asegura, multiplica las posibilidades de completar el reto con éxito. En cuanto a los bebedores con mayor dependencia y adicción, advierte: hay casos en los que lo mejor es buscar ayuda especializada.
Imágenes | Dr. Matthias Ripp (Flickr)
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