La gran crisis del alcohol en España: cómo los jóvenes están cambiando su relación con la bebida radicalmente

La gran crisis del alcohol en España: cómo los jóvenes están cambiando su relación con la bebida radicalmente

* xataka.com * #android #tech #tecnologia

Brindamos cuando nacen nuestros hijos. Brindamos cuando nos casamos, a la salud de los recién llegados y de los fallecidos. Brindamos cuando nos licenciamos. Y las noches de sábado, entre amigos y sobre la barra, sin necesidad de motivo alguno. Brindamos cuando nos ascienden en el trabajo y brindamos (también) para olvidar las penas si un ERE ha barrido nuestro empleo.

Brindamos y brindamos porque en España, Europa en general (y más allá), siempre hemos dado un lugar privilegiado al alcohol. Somos tierras de vinos, con grandes denominaciones de origen reconocidas en todo el planeta. Y de cervezas. Y de licores. Incluso hemos impulsado la declaración de ciertas bebidas y la cultura vinícola a la categoría de patrimonio inmaterial, llevando sus causas a las instancias internacionales más altas, como la UNESCO.

Con todo y a pesar de esa luenga tradición, la del alcohol y España es también una historia de cambios. Y a su manera, ocasos.

Menos presente en el día a día

Elevate Nygy58eb9aw Unsplash

Aunque la botella sigue siendo parte clave de nuestras vidas, cada vez lo es menos en el día a día. Ya no tenemos la bebida tan presente en nuestra rutina habitual, entre los jóvenes surgen tendencias que se alejan del alcohol y cambia también la forma en que nos embriagamos, pasando de un consumo diario a atracones, los binge drinking. Todo en sintonía con un marco normativo que cada vez se lo ha puesto más difícil tanto a fabricantes, hosteleros y consumidores.

Eso no significa que España ya no beba, o que las botellas, cañas y copas se hayan quedado relegadas, pero las estadísticas dibujan una tendencia a la baja, aunque con altibajos. Lo reflejaba por ejemplo un artículo publicado en la revista Adicciones en 2022 que se centraba precisamente en los cambios en el consumo de alcohol en España a lo largo de dos décadas, entre 1990 y 2019.

Su análisis del consumo entre adultos detectó una caída del 3,2% por año entre 1990 y 1995, seguida de un repunte del 1,1% anual de 1995 y 2000, una franja de estabilidad hasta 2006 y un descenso del 4,5% anual hasta 2011 a la que sucedió una nueva etapa de valle, al menos hasta el momento de la publicación del estudio.

"A nivel mundial el consumo de alcohol total per cápita ha aumentado de 5,9 litros en 1990 a 6,5 l en 2017. No obstante, en la región europea ha disminuido de 12,2 en 1990 a 9,8 en 2018. España es uno de los países europeos donde el consumo de alcohol disminuyó en décadas recientes, de 14,2 litros en 1990 a 10,0 en 2017″, señalaban sus autores, y aclaraban a renglón seguido: "No obstante, estas tendencias generales desde 1990 se componen de diferentes tendencias de aumentos o descensos a corto plazo".

Consumo per capita en España según la OMS (l de alcohol puro)

1970

15,25

1980

17,69

1990

12,98

2000

11,4

2010

9,1

2019

10,7

2020

8,8

Si en 1995 el 18,4% de la población adulta del país afirmaba haber consumido alcohol a diario durante el último mes, en 2017 ese porcentaje era sensiblemente inferior y rondaba el 7,4%. Otra fuente de información valiosa es la Encuesta sobre Alcohol y otras Drogas en España (EDADES), que pude consultarse online gracias a su servicio estadístico: en 1997 el 12,7% de la población de 15 a 64 años afirmaba beber a diario, en 2007 era ya el 10,2% y en 2022, último dato disponible, apenas el 9%.

¿Supone eso que podamos lanzar las campanas al vuelo? No.

En absoluto.

Cómo bebíamos, cómo bebemos

Quizás el alcohol esté menos presente en nuestro día a día, pero lo está en nuestras vidas. En general, el porcentaje de población que ha consumido alcohol a lo largo del último mes apenas ha variado y el binge drinking, que consiste el consumo de cinco o cuatro bebidas o más en un período de el transcurso de dos horas, ha ganado terreno: si en 2003 su porcentaje en la población adulta era del 5,3%, en 2017 se había elevado hasta el 15,1%, dato que se ha mantenido con ligeras variaciones desde entonces.

El resultado es que el consumo de alcohol parece descender, aunque de forma discreta. El último informe de Sanidad muestra que entre el consumo medio de cada adulto en la región europea de la OMS pasó de 12 litros anuales en 2000 a 9,5 en 2019. Se trata de “alcohol puro”, con lo que el dato equivale en realidad a unos 190 l de cerveza u 80 de vino. En el caso concreto de España, hay fuentes que apuntan a que hemos pasado de 14,2 l en 1990 a 10 l en 2017, valor en el que se ha mantenido con oscilaciones.

Grafico1

Gráfico extraído del informe 2023 sobre alcohol, tabaco y drogas ilegales en España.

Las cifras no siempre coinciden, pero la OMS aporta datos sobre consumo per cápita que apuntan en la misma dirección. Si en 1970 registraba un consumo anual de 15,25 litros anuales de alcohol puro entre la población mayor de 15 años, dato que ya estaba en 17,7 l una década después, desde entonces la ingesta ha ido moderándose con altibajos hasta situarse en 2019 en 10,7 l. En 2020 era ya del 8,8 l, aunque no es descabellado que ese dato esté condicionado por la pandemia.

Más allá de los cambios sociales, en la imagen del alcohol y del efecto de las campañas de concienciación, hay un factor crucial que explica esa deriva: el marco regulatorio. Hoy la ley es mucho más severa y restrictiva con quienes se sientan al volante tras haber bebido Y tampoco resulta tan fácil dar visibilidad a según qué productos a través de la publicidad o directamente acceder a él.

Todo fruto de un esfuerzo que se remonta décadas atrás.

En 1982 las autoridades dieron un paso crucial al fijar en 16 años la edad mínima para la compra de alcohol, seis años después se vetó la publicidad para las bebidas de alta graduación y antes de que terminasen los 80 se prohibió su venta en los centros educativos.

Captura De Pantalla 2024 11 29 104611

Gráfico extraído de "Monografía sobre alcohol 2024. Consumo y consecuencias".

Desde entonces, se ha mantenido una política cada vez más dura: se fijaron niveles máximos de alcohol en sangre para los conductores, se aplicaron impuestos especiales, se prohibió la venta ambulante, establecieron limitaciones horarias en los comercios, restringió la publicidad, encarecieron las tasas y ya en los últimos años se impulsaron medidas "anti botellón".

Todo acompañado de campañas que advertían sobre los riesgos del consumo excesivo de alcohol. Tanto en la carretera —la DGT dejaba un buen ejemplo este verano— como para nuestro organismo, con instituciones como la OMS alzando la voz para alertar de los problemas de salud y la mortalidad asociada a la bebida. El debate sigue vivo. Todavía se discute si las botellas deberían incluir mensajes similares a los que incluyen las cajas de tabaco.

Tampoco hoy bebemos igual ni lo mismo que nuestros abuelos. Como recuerda el estudio publicado en Adicciones, a mediados de los años 70 se vivió ya un primer cambio importante, con la aparición de nuevas bebidas, como refrescos, colas y cerveza "sin", que llegaron además acompañadas de potentes campañas publicitarias lanzadas con el respaldo de multinacionales.

Año

Consumo de alcohol a diario (Prevalencia en %)

Consumo en los últimos 30 días

1997

12,7%

64%

2007

10,2%

60,0%

2018

7,4%

62,7%

2022

9%

64,5%

¿El resultado? "Un cambio en las preferencias, de vino a cerveza", detalla.

Caló la percepción de que la cerveza, con su menor graduación, resultaba "menos peligrosa" que el vino o los licores y a medida que las largas comidas hogareñas en familia perdieron peso lo hizo también el consumo de vino. Para completar el cuadro, en un período relativamente breve el vino experimentó en España una subida de precios muy superior a la cerveza: un 23% entre 1985 y 1992, casi diez puntos más que la cerveza, que se encareció un 14%.

Un estudio reciente muestra que décadas después, en 2024, la cerveza sigue aventajando a la bebida derivada de las uvas. Otro cambio radical fue el del sexo: entre los bebedores más jóvenes, ellas prevalecen desde 1996. Y la brecha ha ido creciendo.

¿Cómo beben los más jóvenes?

Grafico2

Gráfico extraído de la Monografía sobre Alcohol 2024 publicada por Sanidad.

Otro de los grandes cambios es el que afecta a la juventud. Los españoles empezamos a beber hoy prácticamente a la misma edad que hace un cuarto de siglo, en torno a los 16,5 años, lo que la mantiene como la droga con un consumo más temprano. La franja de los 15 a 24 años es además la que deja más intoxicaciones etílicas.

Con todo, hay algunos indicadores que invitan al optimismo. El propio Ministerio de Sanidad desliza en su último informe que la frecuencia en el consumo de alcohol entre los jóvenes de menor edad, de 14 a 18 años, "ha ido descendiendo desde 2012″.

Las borracheras son menos comunes que hace unos años entre los jóvenes, al menos entre los hombres. En 20022 la prevalencia de intoxicaciones etílicas entre los chicos de 15 a 34 años era del 35,4%, el dato más bajo desde al menos 1997. Fue un ejercicio marcado todavía por el COVID-19 y sus restricciones, pero el de 2018 era de 38,7%, lejos también del 43,2% anotado en 2013. La tendencia es distinta entre las chicas. Aunque con vaivenes y una caída en 2022, el dato de intoxicaciones entre ellas crece.

Captura De Pantalla 2024 11 29 104338

En la franja más joven, la de los 14 a 18 años, Sanidad ha percibido también a lo largo de los últimos años una tendencia a la baja tanto entre hombres como mujeres del binge driking, el consumo de atracón, con cinco o más copas consumidas en cuestión de un par de horas.

Si en 2008 registraba una prevalencia del 41,4% en los últimos 30 días, en 2023 ese mismo dato apenas pasaba del 28%. Desciende también el porcentaje de estudiantes de secundaria que reconoce haber probado una copa o caña a lo largo del último mes, alejándose de los datos de hace una década.

En cualquier caso y como ocurre a menudo, son evoluciones con vaivenes e impiden hablar de que los más jóvenes haya dado la espalda al alcohol. Y para prueba, un botón: en su último informe sobre la materia, lanzado este verano, el Ministerio de Sanidad concluía que casi la mitad (47,4%) de los estudiantes más jóvenes, situados en una franja de 14 a 18 años, habían participado en un botellón en el último año. Casi la quinta parte (19,7%) afirmaba haberlo hecho además durante las cuatro semanas anteriores.

Además el alcohol sigue muy presente entre los más jóvenes. Las encuestas entre los estudiantes de primero y segundo de la ESO, que apenas tienen 12 o 13 años, muestran una familiaridad preocupante con la bebida: el 21,5% reconoce haberlo probado de forma reciente y casi uno de cada diez (8,3%) asegura haber participado en un botellón a lo largo del último año.

Captura De Pantalla 2024 11 29 105251

Gráfico publicado en "Monografía sobre alcohol 2024. Consumo y consecuencias".

"Todos estos datos evidencian la normalización del consumo de bebidas alcohólicas y la facilidad de acceso a ellas mucho antes, incluso, de alcanzar la mayoría de edad", advierten los expertos.

Curiosamente las campañas de concienciación y la educación que reciben en las aulas y hogares ha fijado entre los adolescentes el mensaje de que el alcohol supone un riesgo grave. Y de forma cada vez más clara.

El porcentaje de alumnos de secundaria convencidos de que la bebida acarrea riesgos se ha disparado desde 2004 hasta rondar el 65%. "El 63,4% de los estudiantes de 14 a 18 años considera que tomar cinco o seis cañas o copas el fin de semana puede causar muchos o bastantes problemas, la mayor proporción registrada en toda la serie histórica", señala el informe.

Entre quienes beben a esas edades tempranas, apenas nadie (3,5%) admite hacerlo porque considere que es saludable. Sus motivos son otros distintos: encajar (92%), desinhibirse ante amigos o posibles ligues (80,6%) o incluso levantar el ánimo (75,4%). Con todo, a lo largo de los últimos años han ido surgiendo tendencias en sentido opuesto, que se alejan de la bebida.

Captura De Pantalla 2024 11 29 110348

Datos de Sanidad para estudiantes de 14 a 18 años en España en 2023.

En 2019 os hablábamos por ejemplo del movimiento "Sober Curiuos", que logró convertir a los abstemios en tendencia, y hace poco lo hacíamos de cómo Tinder ha detectado un aumento entre sus usuarios de la Generación Z que prescinden del alcohol durante sus citas.

Es más, la plataforma ha elaborado un informe que revela que más del 25% de sus miembros de entre 18 y 25 años reconocen beber menos durante sus encuentros. El 72% afirma directamente que no lo hace nunca o solo de forma muy ocasional.

Más allá de la web de citas, conceptos como "sober dating" o "dry dating" han ganado visibilidad en las redes. Y referentes como dan Reynolds, el cantante de la banda Imagine Dragons, han dado visibilidad también al movimiento Straight edge, surgido en la subcultura hardcore punk y que aboga precisamente por evitar el alcohol y drogas.

El reflejo en el mercado

La gran pregunta llegados a este punto es… ¿Cómo se trasladan esas tendencias, contexto social y legal y formas de consumo de alcohol al sector? ¿Se vende más o menos? ¿En qué situación están las empresas?

El monográfico de Sanidad vuelve a darnos otra pista valiosa. Curiosamente y pese al descenso del consumo per cápita en España que refleja la OMS, los datos de comercialización parecen haber aumentado a lo largo de los últimos años.

"El volumen de ventas de bebidas alcohólicas efectuadas en 2022 se sitúa en 5.764 millones de litros, el mayor nivel de la serie histórica", recoge el informe de Sanidad, que se basa en registros de la Agencia Tributaria que se remontan hasta 2015. "Los datos evolutivos, apuntan a una tendencia al alza en el consumo total de bebida alcohólicas a lo largo de estos años, sin tener en cuenta el marcado descenso que se observa en 2020, que estaría motivado por las restricciones debidas a la pandemia".

Sus resultados muestran otra realidad, que conecta con los cambios sociales y de consumo de los años 70: la cerveza sigue siendo la reina de los bares y secciones de alcohol de los súper. Los datos son dejan poco margen para interpretaciones.

En 2022 Representó el 70,4% del total de ventas de bebidas alcohólicas de España, a mucha distancia del vino, que se queda con algo menos de la cuarta parte de la porción del pastel, el 23,4%. El resto son lo que los expertos denominan "bebidas derivadas" o "productos intermedios", categorías que incluyen las bebidas espirituosas o licores.

Las ventas de cerveza han crecido además a lo largo de los últimos años. Si el volumen de consumo de 2015 era de poco más de 3.500 millones de litros, en 2022 superaban ya los 4.000. Eso no significa que el aumento sea lineal e ininterrumpido: los balances que maneja el sector muestren que, tanto en 2023 como durante el inicio de 2024 se han registrado descensos de consumo.

Los datos de Sanidad se refieren a "bebidas alcohólicas", pero sus datos han llegado acompañados de una apuesta clara del sector por las cervezas "sin", que ha visto cómo su producción se disparaba un 13% en solo un año a nivel europeo, y también por las elaboraciones artesanales, que han ganado una visibilidad en el mercado.

Luces y sombras del alcohol en España, que hablan de cómo bebíamos en el pasado, cómo lo hacemos ahora y probablemente cómo lo haremos en el futuro, al menos en base a las pautas de los más jóvenes.

Imágenes | Elevate (Unsplash), Jorge Franganillo (Flickr), Ministerio de Sanidad 1, 2 y 3

En Xataka | En Tinder hay una tendencia que está ganando peso entre la Generación Z: las citas sin una sola gota de alcohol

source
Segun xataka.com