Hay pueblos que te pagan por mudarte, otros que te regalan una casa y luego el caso de un pueblo catalán: una macroquedada para los García

García es el primer apellido más común en España. También el segundo, y a muchísima distancia de los Rodríguez, González, Fernández, López o Martínez, mucho más parejos entre ellos. Se calcula que, entre personas con García de primer o segundo apellido, hay casi tres millones de personas en España. Es una población enorme que tiene un punto de encuentro a su medida: una pequeña localidad de la 'España vaciada' llamada… García.

Y, aprovechando esta feliz coincidencia, se les ocurrió revitalizar el pueblo con una macroquedada de los García.

García. Estamos hablando de una localidad ubicada en Ribera de Ebro, a unos 60 kilómetros de Tarragona. Se trata de un pueblo enmarcado en un entorno natural envidiable para los senderistas gracias al relieve accidentado de la zona, sus áreas verdes naturales y el cercano río Ebro, en el que destaca un centenario puente de hierro que servía como enlace ferroviario entre Madrid y Barcelona.

La Guerra Civil pasó factura, ya que se bombardeó el pueblo y se destruyó la iglesia, que nunca se tiró… ni se remodeló. En ella se guardaban muchos datos de la localidad y su documentación histórica, por lo que es complicado de dónde viene el nombre García. Hace unos años, Blanca López, alcaldesa del municipio, comentó que "podría venir del nombre de una persona de la edad media o también de garza, que de hecho es el pájaro protagonista de nuestro escudo", pero realmente es un misterio.

Sin predicar con el ejemplo. Y, desde comienzos del siglo pasado, la población ha caído en picado. De los 1.770 habitantes del año 1900, hoy quedan menos de 550. La población se mueve a localidades más grandes en busca de trabajo, donde terminan quedándose. Como nota curiosa, sólo hay tres vecinos en el pueblo que se llamen apelliden García, y "uno de ellos lo tiene de segundo apellido", comentó la alcaldesa.

Al margen, al ayuntamiento se le ocurrió una idea para dar a conocer su pueblo: una quedada para los García. Evidentemente, podía ir cualquiera, pero utilizaron el gancho del nombre para justificar una jornada recreativa con el objetivo de atraer el turismo a la zona.

Actividades. La primera cita de esta fiesta para los García fue en 2018. La alcaldesa comentó que sería "una cita muy especial donde queremos acercar la cultura y patrimonio de la población a un día festivo, especial y diferente, con las actividades y la gastronomía como hilo conductor, y la familiaridad como protagonista". Se realizó a la orilla del Ebro, donde se colocó un mapa gigante para que los asistentes marcaran su lugar de procedencia y, aunque habría actividades como globoflexia, pompas de jabón gigantes o talleres recreativos y excursiones en 4×4, la gastronomía local iba a ser el hilo conductor.

Es algo que también ocurrió en la segunda quedada, en la que se ampliaron las actividades. Todas, excepto la ruta en kayak y la comida, eran gratuitas, pero había que reservar por Internet para no quedarse sin plaza. Esta segunda quedada de los García se celebró en 2019 y… fue la última. Tras el COVID-19, la propuesta se puso en pausa pese a la buena acogida de las primeras ediciones.

Fiestas y… dinero. Más allá de la curiosidad de ver cómo una localidad ha utilizado su nombre para realizar una quedada para todos los que se llamen como ella, la realidad es que hay muchos pueblos que están luchando con todas sus fuerzas contra la despoblación. Hace unas décadas comenzó un éxodo en las zonas rurales que provocó que la mayor parte de la población se marchara a las ciudades. Hay quien vuelve al pueblo en fechas señaladas, pero otros que no.

Es por eso que los gobiernos han ido poniendo en marcha programas para que los jóvenes se muden a estos pueblos de la España vaciada, con ayudas para comprar una vivienda y oportunidades laborales. Es una forma de luchar contra una despoblación que puede acabar con pequeños pueblos.

En todo el mundo. Y esto no es algo exclusivo de España. Hay otros países como Italia que llegaron a ofrecer casas a un euro para que los jóvenes se mudaran. También a miles de kilómetros de aquí, con una Japón ofreciendo 2.000 euros por pareja que se asiente en la ciudad de Chiba y ofreciendo, además, incentivos para que esas parejas tengan descendencia en un país en el que la natalidad es una auténtica crisis.

Imágenes | Amat Martínez Vilà, Medol

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