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En un país que busca mil y una fórmulas alternativas con las que combatir la crisis demográfica nacional y ese envejecimiento imparable, un hombre ha tomado tracción en la nación por ir a contracorriente y, de paso, abrir algún que otro debate. Su nombre: Ryuta Watanabe. Su misión: convertirse en el “dios del matrimonio” superando al mismísimo Tokugawa Ienari, shogun del Período Edo.
Somos felices. “Simplemente amo a las mujeres, así que antes de darme cuenta, me encontré en esta situación. Los amantes de los perros me entenderán. Si crías a un cachorro, ¿no quieres criar a otro? Me gustan las mujeres y las amo a todas por igual". Con esta declaración se presentó Ryuta Watanabe en la televisión japonesa. ¿Un paria, un loco o un signo de los nuevos tiempos y la diversidad de fórmulas de familias alternativas? Él afirma que no hay nada malo y que todos son felices.
Datos de presentación. Watanabe, japonés de 35 años residente en Sapporo, en la isla de Hokkaido, ha captado la atención de medios y televisiones de la nación por llevar una vida tan controvertida como diferente al resto. Tiene cuatro esposas y dos novias, y ambiciosa convertirse en lo que él denomina como el “Dios del Matrimonio”.
Hasta el momento de escribir esto, el tipo tiene 10 hijos y convive con tres de sus esposas junto a dos de sus hijos en el mismo hogar. Tampoco tiene empleo desde hace 10 años, vive oficialmente de los salarios que generan sus esposas y novias, quienes se encargan de cubrir los gastos mensuales de la casa, que, según ha explicado, ascienden a 914.000 yenes (aproximadamente 6.000 dólares).
Poliamor japonés. Las esposas de Watanabe son consideradas "esposas de hecho", ya que no están legalmente casadas con él, pero, como se ha encargado de explicar, su relación se basa en la convivencia a largo plazo y las responsabilidades compartidas, una forma de unión reconocida informalmente en Japón.
Watanabe, por su parte, asume el rol de "amo de casa" (como él mismo se define), ocupándose de las tareas del hogar y el cuidado de los hijos. Cada una de sus esposas tiene su propia habitación, y Watanabe mantiene "relaciones rotativas" con ellas, afirmando tener relaciones sexuales más de 28 veces por semana. Según el hombre, no existen celos entre sus parejas, quienes se llevan bien y actúan como amigas.
Por qué. Es la gran pregunta. Contaba en los medios nacionales que hace seis años vivía en un estado de depresión y dependencia de la asistencia social después de que su novia lo abandonara. Este evento, según relata, lo motivó a cambiar las perspectivas.
Entonces comenzó a utilizar aplicaciones de citas para conocer a muchas mujeres. Desde entonces, ha mantenido este estilo de vida poliamoroso, argumentando que siempre y cuando el amor entre él y sus esposas sea equilibrado, no existirán problemas en su relación.
Un reto mayúsculo. Lo decíamos al inicio. De fondo, Watanabe tiene una meta clara: superar el récord de 53 hijos que tuvo Tokugawa Ienari, un shogun japonés del período Edo, y así alcanzar un estatus histórico en Japón. Como ha subrayado, la cifra de 54 hijos lo haría entrar en los libros y consolidar su idealizado papel como “Dios del Matrimonio”.
La (i)legalidad del plan. Se da una circunstancia con la historia de Watanabe. Desde el período Meiji (1868-1912), cuando se introdujeron muchas reformas para modernizar el país, el matrimonio polígamo ha estado prohibido en Japón. Antes, sin embargo, la poligamia sí era una práctica común entre las clases altas, incluyendo la nobleza y los samuráis, aunque no era ampliamente practicada por la población en general.
A este respecto, estas relaciones eran principalmente poligínicas (un hombre con varias esposas), con el objetivo de asegurar la descendencia y preservar las familias. Siendo así, el plan de Watanabe no parece muy claro.
Un plan imperfecto. Como se destaca, el estilo de vida del hombre se ajusta más bien a los vacíos legales en torno a las uniones no registradas formalmente. A pesar de que la poligamia es ilegal, algunos casos de relaciones poliamorosas o convivencias como las de Watanabe, quien mantiene relaciones con múltiples mujeres bajo acuerdos de "unión de hecho", demuestran que las formas no convencionales de familia pueden existir en Japón.
Con todo, estas no tienen reconocimiento legal ni protección jurídica en caso de conflictos. Es una elección que no se persigue por ley donde las personas que eligen este tipo de relaciones lo hacen sin poder formalizar múltiples matrimonios legales, ya que Japón solo reconoce un matrimonio a la vez entre dos personas.
A contracorriente. Sea como fuere, el debate que ha generado el estilo de vida de Watanabe no puede estar más alejado de la realidad en Japón. Lo llevamos contando meses: la población ha envejecido tanto que el país está cerrando miles de escuelas y promociona iniciativas insólitas para (re)poblar un “campo” que se está quedando vacío.
La historia de Watanabe y la búsqueda de ese "récord" es más bien un renglón torcido y surrealista en una sociedad donde hay un dato más terrible que el número de ancianos que están muriendo solos: lo que tardan en encontrarlos.
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Segun xataka.com