Cuando salió al mercado el Samsung Galaxy Fold, lo miré desde un prisma bastante crítico. Un móvil que trajo problemas con la bisagra, con una pantalla exterior excesivamente alargada, y a un precio de más de 2.000 euros. Samsung inició una veda que han seguido Huawei con su Mate XS, OPPO con su Find N, Xiaomi con su MIX Fold, y a la que no tardarán en sumarse más fabricantes. No es un juego de uno.
Tras más de seis meses utilizando un plegable tipo tablet, estoy más que convencido de que el futuro de la telefonía pasa por aquí. Tengo también bastante claro que en el momento en el que Apple lance su plegable, los pocos que queden por tirarse a la piscina, lo harán, y que ese momento supondrá la democratización de esta tecnología. Hasta entonces, hay dos enormes problemas a resolver. Pero empecemos hablando de lo bueno.
En defensa del plegable tipo tablet
Si la relación de aspecto de la pantalla exterior es buena, los plegables tipo tablet son casi perfectos.
Bajo mi punto de vista creo que, objetivamente, los móviles que se despliegan como tablet tienen mucho más sentido. El principal problema aquí es que el más popular, Samsung, tiene una relación de aspecto bastante alargada. Esto se ha solucionado parcialmente en el Fold 4, pero rivales como el OPPO Find N o el futuro Pixel Fold lo hacen bastante mejor: cuando están plegados, no distan de un teléfono al uso.
Un punto que no se suele tratar demasiado a la hora de hablar de plegables, es que son la única forma de hacer que los teléfonos dejen de crecer. La obsesión por tener pantallas cada vez más grandes nos ha llevado a una nueva normalidad en la que lo habitual es que los teléfonos tengan 6,7 pulgadas, cifra que hace unos años hubiésemos asociado a una tablet pequeña.
Los plegables resuelven el problema de una forma bastante eficiente. 5 pulgadas "largas" o 6 "cortas" cuando están plegados, 8 o más de 8 cuando están desplegados. Un formato rápido para responder correos, mensajes o navegar, y un formato expandido para multitarea, juegos y más. El concepto no puede ser mejor, pese a lo difícil que resulta ejecutarlo correctamente.
Los plegables tipo "concha" resuelven la problemática del smartphone gigante en el bolsillo. Pero, más allá de esto, ofrecen una experiencia final mucho más pobre: baterías pequeñas, menos espacio para componentes como las cámaras, y pequeñas pantallas secundarias de dudosa utilidad. Tienen su público, y las ventas del Z Flip 3 lo demuestran, tanto que OPPO tan solo traerá a España su OPPO N2 Flip (aunque la causa de que este modelo sea el escogido para la estrategia europea no es solo este).