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La probabilidad de que la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) decida reducir sus compras de bonos y suba los tipos de interés más de lo previsto es cada vez más elevada.
Esta decisión tiene implicaciones importantes para América Latina, que depende en gran medida de lo que haga su vecino del norte. Seguramente, el plan de la Fed afectará a la región en cuatro aspectos clave: el crecimiento económico, la inflación, la inversión y la deuda.
Por ejemplo, la subida de los tipos de interés en Estados Unidos significa que el dinero se vuelve más caro y escaso. Esto afecta negativamente al consumo y la inversión, que son los motores del crecimiento económico. Además, hace que el dólar se fortalezca frente a otras monedas, lo que encarece las exportaciones estadounidenses y abarata las importaciones.
Estados Unidos es el país que más compra y vende cosas con América Latina. Por eso, lo que pase en su economía afecta mucho a la región. El año pasado, casi un tercio de lo que Latinoamérica exportó e importó fue con Estados Unidos. Así que, si los estadounidenses compran menos cosas de Latinoamérica, las ganancias de la región bajarán.
Esto es especialmente relevante para los países que exportan materias primas, como petróleo, cobre o soja, que son muy sensibles a los cambios en los precios internacionales. Estos países son los más vulnerables a una desaceleración del crecimiento mundial provocada por la Fed.
La subida de los tipos de interés en Estados Unidos también tiene un efecto sobre la inflación, tanto en ese país como en América Latina. Por un lado, puede ayudar a contener la presión inflacionaria en Estados Unidos, que ha alcanzado mucho. Esto se debe a que unos tipos más altos desincentivan el gasto y reducen la cantidad de dinero en circulación.
Por otro lado, puede aumentar la inflación en América Latina, que ya está en niveles preocupantes en algunos países. Esto se debe a que una apreciación del dólar frente a las monedas locales hace que los productos importados sean más caros. Además, unos tipos más altos en Estados Unidos pueden obligar a los bancos centrales latinoamericanos a subir también sus tipos para evitar una fuga de capitales y una mayor depreciación cambiaria.
Cuando los tipos de interés suben en Estados Unidos, las empresas extranjeras que quieren invertir en otros países lo piensan dos veces. Esto es porque les sale más caro pedir dinero prestado o porque prefieren invertir en Estados Unidos, que les ofrece más seguridad y ganancias.
Esto es malo para América Latina, que necesita la inversión extranjera para crecer y mejorar. La inversión extranjera crea empleos, trae nuevas tecnologías y hace que la economía sea más variada y competitiva.
Pero la inversión extranjera en América Latina ha bajado mucho por la pandemia. El año pasado fue el peor desde 2009. Si Estados Unidos sigue subiendo los tipos de interés, podría ser más difícil que la inversión extranjera se recupere.
Finalmente, la subida de los tipos de interés en Estados Unidos también tiene implicaciones para la deuda pública y privada de América Latina. La deuda es el dinero que un país o una empresa debe a sus acreedores, ya sean nacionales o extranjeros. La deuda puede ser útil para financiar el gasto público o la inversión privada, pero también puede ser un problema si se vuelve insostenible.
América Latina debe mucho dinero, y cada vez más. Esto es por la pandemia, que ha causado muchos problemas económicos y sociales. El dinero que debe el gobierno es casi igual al dinero que produce la economía en un año. Y se espera que sea más el año que viene. El dinero que deben las empresas y las personas también ha subido, sobre todo el de las empresas que no son bancos.
Cuando los tipos de interés suben en Estados Unidos, pagar la deuda se vuelve más difícil para América Latina. Esto es porque hay que pagar más dinero por los intereses y por lo que se debe. Esto afecta tanto al dinero que se debe en dólares como al que se debe en monedas locales. Si el dólar vale más que las monedas locales, pagar la deuda en dólares cuesta más. Y si los inversores piensan que prestar dinero a América Latina es más arriesgado, piden más dinero por hacerlo.
Como hemos visto, el plan de la Fed tendrá un impacto negativo en la economía latinoamericana. La región podría enfrentarse a un menor crecimiento económico, una mayor inflación, una menor inversión extranjera directa y un mayor coste de la deuda.
Claro que América Latina tiene potencial para superar esta situación y aprovechar las oportunidades que ofrece el cambio climático, la transformación digital y la integración regional. Para ello, es necesario que los países latinoamericanos se preparen para afrontar este escenario, fortaleciendo sus fundamentos macroeconómicos, diversificando sus fuentes de ingresos y buscando acuerdos comerciales con otros socios. También es importante que se aproveche la oportunidad para impulsar reformas estructurales que mejoren la productividad, la competitividad y la inclusión social.
Ahora bien, ¿por qué en Latinoamérica estamos tan obsesionados con el dólar? ¿Por qué lo usamos para comprar, vender, ahorrar y hasta para medir nuestra riqueza? ¿Por qué nos preocupamos tanto por lo que hace la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), que es el banco central que controla el dólar?
La respuesta es sencilla: porque nuestras economías dependen mucho del dólar. El dólar es la moneda más usada en el mundo para el comercio internacional, las inversiones y las reservas. Esto significa que el valor del dólar afecta al precio de las cosas que compramos y vendemos con otros países, como el petróleo, el café o los celulares.
Además, muchas personas y empresas en Latinoamérica tienen sus ahorros o sus deudas en dólares. Esto significa que el valor del dólar afecta a su capacidad de pago y a su nivel de vida. Si el dólar sube, pierden poder adquisitivo. Si el dólar baja, ganan poder adquisitivo.
Entonces, ¿qué podemos hacer en estos casos? Pues no hay una solución mágica. Lo mejor sería tener unas economías más fuertes y diversificadas, que no dependan tanto del dólar ni de las materias primas. También sería bueno tener unas monedas más estables y confiables, que no se devalúen tanto ni generen tanta inflación.
Pero mientras tanto, lo único que podemos hacer es estar atentos a lo que hace la Fed y a cómo afecta al dólar. Y rezar para que no nos dé un susto.
Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.
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Según es.cointelegraph.com