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Tenemos los vehículos más seguros de la historia pero Europa camina hacia una reducción generalizada de la velocidad en sus carreteras y calles. ¿Seguro? Igual que está sucediendo con Euro 7, algunos países se han revelado contra la tendencia de los organismos europeos.
En República Checa ya han asentado las bases para circular a 150 km/h en algunas carreteras. En Italia están en pleno debate. Alemania, siempre referencia en este sentido, mantiene sus Autobahn sin límite de velocidad en algunos tramos.
Los más seguros. Sí, podemos definir a cualquier coche homologado en Europa como uno de los más seguros de nuestra historia. Las obligaciones en materia de seguridad han impuesto que todos los automóviles nuevos que se vendan en nuestro continente tengan una dotación tecnológica de serie realmente amplia.
Entre los sistemas que se incluyen en cualquier coche actual encontramos la frenada de emergencia, el sistema de mantenimiento en el carril o, el más polémico, el limitador inteligente de velocidad. Un último sistema que plantea dudas sobre el uso que se le pueda dar en el futuro.
Una Europa más lenta. Si por algo se ha caracterizado Europa en los últimso años es por reducir la velocidad en sus carreteras y calles. Apostando por el proyecto Vision Cero que quiere eliminar los fallecidos en accidentes de tráfico, se han tratado de poner impedimentos para que los vehículos eleven su velocidad.
El sistema inteligente para limitar la velocidad es uno de ellos, poniendo sobre la mesa un futuro donde el vehículo conectado impida acelerar por encima de los límites máximos permitidos. Algunos fabricantes, como es el caso de Ford, proponen soluciones como vallar las ciudades con GPS para que los vehículos no puedan circular por encima del límite máximo marcado.
En las ciudades, Europa está tratando de reducir la velocidad para eliminar (en el mejor de los casos) el riesgo de atropello. Pero en las vías de alta velocidad también lo están consiguiendo, con países como España donde los límites máximos permitidos se han ido reduciendo en los últimos años.
Alemania. Esta tendencia siempre ha chocado frontalmente con Alemania. Los germanos cuentan con la mayor rareza de toda Europa: carreteras sin límites de velocidad. Siempre y cuando se den una serie de condiciones climatológicas y en tramos concretos, los conductores pueden circular a la velocidad que lo prefieran. Toda una experiencia si se tiene la oportunidad de vivirla.
El país, eso sí, lleva años debatiendo sobre si debe o no mantener esta excepción. Generalmente, lo que ha centrado el debate es el gasto en combustible y lo poco sostenible de la norma, por lo que han sido los partidos ecologistas los que más fuerza han hecho para cambiar esta situación. Hace un año, un millonario a bordo de un Bugatti a más de 400 km/h volvió a poner el debate sobre la mesa.
República Checa. No son carreteras sin límite de velocidad pero sí son autopistas en las que se podrá circular a 150 km/h. Aunque el proceso legislativo sigue en marcha, el país ya ha dado un primer paso para situar el límite máximo de velocidad por encima de los 130 km/h actuales. En junio, los diputados aprobaron una nueva Ley de tráfico que contenía en una enmienda la posibilidad de aumentar los límites a 150 km/h cuando sea posible.
De momento, el Senado y el Presidente tienen que dar su visto bueno pero si sigue adelante la proposición, a partir del 1 de enero de 2024, República Checa podría su nuevo límite de velocidad. Este, se especifica en la enmienda, será una excepción y sólo aplicable en aquellas carreteras donde se pueda modificar telemáticamente la velocidad para imponer límites más conservadores si las condiciones meteorológicas o de tráfico así lo recomiendan.
Italia. Una medida muy similar es la que se debate en Italia. Desde hace unos meses, la política italiana lleva hablando de la posibilidad de aumentar los límites de velocidad a 150 km/h en algunas carreteras que, de nuevo, reúnan los requisitos para ello. En este caso, fue Matteo Salvini, ministro de Infraestructuras, el que anunció que la posibilidad está sobre la mesa.
Para que una carretera deje atrás el límite genérico de 130 km/h sería necesario que la vía contara con tres carriles, rectas muy largas y también pudiera controlarse la señalización por vía telemática, para jugar con los límites máximos permitidos en cada momento. En este caso, sería necesario aprobar un nuevo Código de circulación.
A medio camino. Entre medias de Italia y República Checa, que tienen límites actuales de 130 km/h y que buscan aumentar los mismos a 150 km/h en condiciones concretas, Polonia y Bulgaria cuentan con límites de 140 km/h genéricos en sus vías de alta velocidad. A menos que los dos primeros países consigan sacar adelante sus reformas, son los límite máximos de velocidad más altos de Europa después de Alemania.
Primero, una cuestión de seguridad. Los críticos con este tipo de medidas apuntan a los peligros que entraña aumentar la velocidad en las carreteras. A 150 km/h se recorren casi 42 metros por segundo, unos seis metros más que a 130 km/h. Según la DGT, un conductor concentrado tiene un tiempo de reacción de entre 1 y 1,5 segundos. Si marcha distraído por el teléfono móvil, tarda unos ocho segundos. A 150 km/h eso es recorrer 336 metros antes de percatarse de lo que está sucediendo. A 130 km/h el coche recorre 48 metros menos.
Pero, además, en República Checa han puesto sobre la mesa un problema recurrente: las ocasiones en la que los conductores se saltan los límites máximos de velocidad. El nuevo límite de 150 km/h ya se debatió en 2015 y se desechó con argumentos que apuntaban a que si el conductor tiene permitido circular a 150 km/h lo hará a 170 km/h, dado el historial de los conductores del país.
Segundo, una cuestión ecológica. Es el segundo gran argumento de los críticos y también se ha esgrimido en los casos checos e italianos. La asociación de consumidores italiana asegura que elevar la velocidad en 20 km/h supondrá un crecimiento en el gasto en combustible de un 20%. Y aseguran que los coches también expulsarían un 20% más de CO2 a la atmósfera.
La Agencia Federal del Clima alemana cifra en dos millones de toneladas de CO2 lo que el país podría ahorrarse cada año si impusiera unos límites de velocidad máximos de 130 km/h en sus Autobahn. Desde el Instituto de Economía Alemán (IW) en Colonia asegurna que el 77% de los conductores ya se desplazan por debajo de esta velocidad y que sólo el 2% de los conductores de una Autobahn circula por encima de los 160 km/h.
En España tampoco nos hemos librado del debate, a nuestro modo. Con el encarecimiento del precio del combustible en 2022 se volvió a plantear una reducción en los límites máximos de velocidad a 110 km/h, como ya se hizo en 2011. En aquella ocasión se habló que circular a 110 km/h permitiría ahorrar un 15% de gasolina y un 11% de diésel. El ahorro, meses después, se cifró en un 8% para la gasolina y menos aún para el diésel, por lo que se revirtió la medida.
Polémica. Reducir o aumentar la velocidad máxima en la carretera sigue siendo una medida polémica en la mayoría de los países. En el diario la Republica recogían que la mayor parte de los conductores italianos era partidario de aumentar los límites máximos de velocidad a 150 km/h. Sin embargo, la encuesta se realizaba en AutoScout24, un espacio especializado en motor, donde es fácil que los conductores se muestren más favorables con este tipo de medida.
En España, RACE recogía en 2015 que el 80% de los conductores estaría a favor de elevar el límite de velocidad a 130 km/h. Pero, de nuevo, estamos ante una encuesta con un sesgo claro. En Alemania, ADAC, que podría tener un sesgo similar, asegura que el 54% de sus socios están a favor de imponer un límite genérico en las autopistas, mientras que el 41% de ellos está en contra.
Foto | Viktor Kiryanov
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