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El pasado mes de febrero contamos que los planes de Mercedes pasaban por un importante reducción de su oferta. El objetivo, según se hacían eco en la versión estadounidense de Car and Driver era reducir la gama y centrarse exclusivamente en los modelos de los que mayor rentabilidad estaban obteniendo.
Entonces ya se alertaba que los familiares y los coupés de tres puertas, así como los descapotable, tenían los días contados. Especies en extinción que por su bajo volumen de ventas obligan a disparar los costes fijos de su producción y, por tanto, sacar una menor rentabilidad al producto.
Desde la revista también se apuntaba a un futuro Mercedes CLA completamente eléctrico como adelanto de una nueva generación de vehículos compactos sin motores de combustión. Es un paso más de la marca hacia la electrificación completa en 2030 y que empezó a lanzar mensajes verdaderamente optimistas en lo que a autonomías se refiere en el IAA Mobility 2023 celebrado en Múnich con la presentación del Mercedes CLA Concept.
Pero en esta presentación, eclipsado por el nuevo modelo, un mensaje ha pasado más desapercibido. El Mercedes Clase A desaparecerá en lo que es toda una tendencia en el sector y algo especialmente palpable entre las firmas premium.
Adiós al más vendido en Europa
La información de la desaparición del Mercedes Clase A la traía L’Argus y de ella se han hecho eco medios como Motor.es. El medio francés asegura que la nueva plataforma para vehículos compactos eléctricos de Mercedes contará con cinco productos distintos y que ninguno de ellos será el actual compacto.
Según sus cuentas, dos unidades serán los Mercedes CLA y CLA Shooting Brake (su carrocería familiar). Otros dos modelos serán los Mercedes EQA y EQB, que pasarán a llamarse GLA y GLB, pues solo tendrán versiones completamente eléctricas. Cerrará la oferta una versión miniaturizada del Mercedes Clase G que debería recibir el nombre de GLG.
Las informaciones ganan fuerza si atendemos a la imagen que adelanta Mercedes, donde deja claro que el Mercedes CLA será el único vehículo que no adopte una carrocería SUV. El resto de siluetas que le acompañan son vehículos que claramente no son coherentes con la de un Mercedes Clase A.
La decisión puede sorprender, teniendo en cuenta que el Mercedes Clase A ha sido todo un éxito de ventas. De hecho, en 2022 fue el modelo de la marca que más unidades colocó en el mercado europeo. Sus 88.814 unidades vendidas quedan lejos de las 72.156 unidades del Mercedes Clase C, su inmediato perseguidor.
En 2019, Mercedes vendió 2,82 millones de vehículos. Desde la crisis del Covid-19 nunca se ha acercado a esas cifras. Lo más cerca que ha estado fue el año pasado con 2,46 millones de vehículos y, pese a ello, sólo ha ido ganando más y más dinero, tanto en volumen general por ventas como en el rendimiento por vehículo.
Un margen que no interesa
Fue en los peores momentos de la industria del automóvil, con retrasos de hasta un año en las entregas, cuando los fabricantes empezaron a hablar de vender menos vehículos con un mayor margen de beneficios. La estrategia había calado tanto que Volkswagen llegó a decir al Financial Times que ya no competirían en volumen.
La estrategia ha sido especialmente replicada por las firmas premium y de lujo. Olivier Zipse, CEO de BMW, ha reconocido que a su marca le interesa encarecer más y más sus coches, aunque suponga un volumen de ventas inferior. Porsche también está siguiendo la misma estrategia, centrándose en los vehículos de mayor precio y en sus ediciones especiales. Alfa Romeo, con su nuevo 33 Stradale ha demostrado el enorme margen que existe con estos lanzamientos limitados, aunque simplemente se esté recarrozando un coche ya en el mercado.
Es, por tanto, una tendencia que los fabricantes empiecen a desentenderse de los modelos que menos beneficio les dan. Incluso, como en el caso de Mercedes, siendo un superventas. Lo mismo ha sucedido con el Ford Fiesta, que ha muerto y no tendrá reemplazo con una nueva generación de combustión. Como con el Mercedes Clase A, sólo un SUV ocupará su puesto.
Volkswagen ya advierte de que el Volkswagen Polo puede seguir el mismo camino, centrándose exclusivamente en la venta de modelos eléctricos en los automóviles de menor tamaño. Y sólo si el margen de beneficios supera el 6%. Por debajo de esa cifra, Volkswagen no quiere ni oír hablar de nuevos lanzamientos.
Las normativas de emisiones que se plantean en Europa para los próximos años (primero con Euro 7 y, más adelante, con la prohibición de la mayor parte de los motores de combustión) están complicando el futuro a los automóviles de menor tamaño, que tendrán que sufrir una fuerte electrificación y a los que ya les está costando asumir todas las obligaciones europeas sin disparar sus precios.
Es un ejemplo más de la simplificación que está viviendo el mercado. Menos oferta, mayores sinergias para reducir costes y la popularización de la carrocería SUV en todos y cada uno de los segmentos de vehículos, apostando por ella siempre que haya que "matar" a una de las dos versiones de un mismo coche.
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Foto | Mercedes
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