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El precio del aceite de oliva sigue incrementándose cada mes. Hasta el punto en que se ha convertido prácticamente en un bien de lujo para muchas familias. Si prestamos atención a la evolución de su coste, vemos que es totalmente vertical: en apenas medio año, el importe en origen (que se paga a los productores y agricultores) ha aumentado un 37%, según datos del Ministerio de Agricultura, un récord histórico. El resultado ha sido que este verano se haya producido una subida generalizada en casi todas las marcas distribuidas en los supermercados, elevándose la media a los casi 10 euros por litro.
Sí, el aceite de oliva se ha convertido en "oro líquido", pero ahora la pregunta es: ¿hasta qué punto merece la pena seguir adquiriéndolo dada la situación actual? Explicamos varios factores que explican por qué comprar aceite masivamente no es una buena idea ahora mismo.
Un canto de sirenas. Todo el mundo está hablando ahora mismo de lo imposibles que se están poniendo los precios del aceite de oliva. Lo que ha llevado a muchas familias a hacer acopio de botellas a lo loco, ante una supuesta preocupación de que la campaña 2023 encarezca aún más el producto hasta los 12 o 15 euros el litro. Ante este temor, muchos clientes están viéndose atraídos por "ofertas" de garrafas de gran formato, packs de varias botellas y descuentos mínimos.
¿Por qué no hay que caer en el truco tan fácilmente?
Porque no gastamos tanto realmente. No tanto como para acaparar, claro. Los españoles gastamos de media 12 litros de aceite al año (8 de oliva), según los datos del Ministerio de Agricultura sobre Consumo Alimentario en el hogar. Teniendo en cuenta que el tamaño medio de una familia española es de 2,5 personas, un hogar medio consume 20 litros de aceite de oliva al año (o menos de una botella de litro al mes). Aquí lo más inteligente es atender a la pura lógica: si compras aceite, hazlo porque lo vas a usar, no porque creas que se va a poner por las nubes.
Porque estamos comprándolo al precio fijado hace tiempo. También hay que tener presente que los productores de aceite trabajan a largos plazos y los operadores firman contratos que cubren toda la campaña. Es decir, los precios se fijan antes. Ahora mismo las previsiones de la cosecha de 2023 rondan las 660.000 toneladas de aceite de oliva. Una cifra que sigue siendo baja, pero que podría mejorar ligeramente con las lluvias de otoño. Y eso rebajaría el importe en origen y, en consecuencia, los precios al consumidor.
Porque el aceite es de la temporada pasada. Los supermercados están ahora vendiendo el aceite que el distribuidor o envasador compró a las almazaras el año pasado. Es decir, están dando salida a lo que les queda de la cosecha de 2022 antes de prepararse para la nueva que llegará este otoño. Y la campaña de 2023 (que comienza sobre octubre o noviembre) ya está a la vuelta de la esquina.
También es importante saber que los aceites de una cosecha anterior son peores que los de una nueva. El aceite, al contrario que el vino, se va deteriorando con el tiempo y se van perdiendo los aromas y sabores. Esto no significa que no sea bueno, pero sí es cierto que va a tener un proceso de oxidación más rápido. El mejor momento, sin duda, para comprar aceite es al principio de cada cosecha.
Porque nos repercuten los márgenes del empresario. El aceite que ahora adquirimos en el súper lo compraron los envasadores al productor a precios que a nosotros, los consumidores, nos parecen utópicos: 5,25 euros según datos de PoolRed. Y ahora vemos que hay aceite de oliva virgen extra en el supermercado que llega hasta los 12 euros. Eso significa que hay un incremento de más del 200% respecto al precio de origen que se pagó al agricultor.
Tal y como comentan nuestros compañeros de Directo Al Paladar, debido a la demanda elástica del aceite, con clientes que dejan de comprarlo cuando su precio sube tanto, resultaría impensable que en 2023 un olivarero fuera a poner el precio de origen en 8 o 9 euros. Porque eso supondría que el industrial debería venderlo más caro para seguir manteniendo su margen. Y luego el distribuidor (supermercado) también engrosaría el precio al aplicar su margen.
Porque puede existir especulación. Todo eso nos lleva a una denuncia reciente por parte de la OCU y de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), que denuncian una fuerte especulación alrededor del precio del aceite, ya que, como comentábamos antes, el disponible ahora en los supermercados fue adquirido a los productores a unos precios mucho menores. Ante esta situación, piden a las administraciones poner en marcha mecanismos de regulación y la creación de observatorios de costes de producción y márgenes comerciales para los próximos años.
Porque puede ser falso. La Comisión Europea ha incluido hace poco al aceite de oliva en una lista de productos adulterados. "El fraude en el mercado del aceite de oliva a nivel mundial es una realidad. En la medida que el consumidor final o la población desconoce la calidad de un producto, las empresas siempre intentarán venderte la mínima calidad al máximo precio", explicaba Susana Romera, directora técnica de la Escuela Superior del Aceite de Oliva (ESAO) en este artículo de BBC.
La situación podría complicarse aún más, dado que la producción ha caído estrepitosamente por las condiciones climáticas. Y porque se puede mezclar con otros tipos de aceite sin que la etiqueta lo advierta. Hay organismos que regulan la venta del producto, como el Consejo Oleícola Internacional, fijando sus propiedades químicas. Pero, a pesar de los controles, las acciones fraudulentas siguen ahí. Sobre todo ahora.
Imagen: Flickr (goebellll)
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