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Durante años al MacBook Air le pedimos una pantalla Retina. Apple nos concedió el deseo con el MacBook Air de 2018. Otra de las demandas más frecuentes era la de poder acceder a un equipo con mayor diagonal de pantalla, y eso es justo lo que obtenemos con el nuevo MacBook Air de 15”.
Estos equipos son, en esencia, idénticos a los MacBook Air M2 de 13,3 pulgadas que analizamos el año pasado y que como estos estaban basados en el chip Apple M2. Aquí, no obstante, hay algo que sí cambia, y es precisamente la pantalla.
Ficha técnica del MacBook Air M2 15” (2023)
características |
|
---|---|
pantalla |
LCD IPS Liquid Retina de 15,3 pulgadas (2.880 x 1.864 puntos, 224 ppp), 500 nits y tecnología de reproducción del color True Tone |
procesador |
Apple M2 con 8 núcleos de CPU (4 de alto rendimiento y 4 de alta eficiencia), 10 núcleos de GPU, Neural Engine de 16 núcleos y 100 GB/s de ancho de banda de memoria |
memoria principal |
8 GB de memoria unificada (configurable con hasta 24 GB) |
almacenamiento |
SSD de 256 GB (configurable con SSD de hasta 2 TB) |
sonido |
Seis altavoces Compatibilidad con audio espacial al reproducir música o vídeo con Dolby Atmos en los altavoces integrados Audio espacial con seguimiento dinámico de la cabeza al usar los AirPods (3.ª generación), AirPods Pro y AirPods Max Conjunto de tres micrófonos con tecnología beamforming direccional |
cámara |
FaceTime HD 1080p |
conectividad |
1 x MagSafe 3, 2 x Thunderbolt/USB 4 y 1 x jack de 3,5 mm |
conectividad inalámbrica |
Wi-Fi 6 Bluetooth 5.0 |
sistema operativo |
macOS Ventura |
batería |
Batería de polímeros de litio de 66,5 Wh Adaptador de corriente con dos puertos USB‑C de 35 W |
autonomía |
Hasta 18 horas de reproducción de vídeo en la app Apple TV Hasta 15 horas de navegación web inalámbrica |
colores |
Plata, blanco estrella, gris espacial y medianoche |
dimensiones |
340,4 x 237,6 x 11,5 mm |
peso |
1,51 kg |
precio |
Desde 1.599 euros (256 GB) |
Este Air tiene poco de “Air”
Probablemente muchos recordaréis el evento en el que Steve Jobs presentó el MacBook Air original. Fue en aquella MacWorld de San Francisco en 2004, cuando Jobs presumió de que era tan delgado que cabía en un sobre convencional para documentos.
Aquel lanzamiento fue espectacular, y aunque ese primer modelo tenía limitaciones importantes, su hardware se refinó en 2010 para marcar la diferencia respecto a sus competidores. El formato cuña se convirtió en seña de identidad durante un tiempo: luego acabarían copiándolo un buen montón de fabricantes.
Apple abandonó ese tipo de diseño el año pasado. De repente el MacBook Air no parecía un MacBook Air, sino un MacBook Pro. El grosor era uniforme, y aunque ciertamente era más delgado que sus hermanos mayores, el equipo perdía algo de identidad.
Eso vuelve a cumplirse con el MacBook Air M2 de 15” de este año, que hereda esas líneas y que las calca en muchos los apartados. Lo que lo cambia es precisamente esa pantalla, que da el salto desde las 13,6 pulgadas del modelo de 2022 a las 15,3” de esta nueva versión.
Ese cambio se contagia a otros: el trackpad crece y es, sencillamente, descomunal. El teclado mantiene su tamaño estándar —las teclas ya eran de tamaño completo— y eso hace que el chasis parezca hasta algo excesivo. No hay rejilla de altavoces como en los MacBook Pro, por ejemplo, pero como veremos más adelante hay buenas noticias en ese apartado.
Por lo demás, estamos ante un equipo que en esencia —lógicamente— es un MacBook Air de mayor tamaño. La diagonal de pantalla es interesante en muchos apartados, pero también impone un problema: el peso.
De hecho, este Air de 15 pulgadas pesa 1,51 kg, mientras que su hermano pequeño pesaba 1,24 kg. Es un aumento notable del peso, y de hecho en nuestras pruebas hemos notado como este Air ya tiene poco de Air. No es excesivamente pesado, desde luego, pero tampoco es un peso pluma.
Caballo grande, ande o no ande
La aparición de este modelo es interesante, sobre todo porque durante años la gente que quería acceder a un MacBook con pantalla grande solo tenía una alternativa: la de apostar por los MacBook Pro.
Eso, claro, imponía una inversión mucho mayor, algo que no era una buena noticia para quien simplemente quería un portátil decente pero no ultrapotente y una buena diagonal de pantalla. El MacBook Air de 15 pulgadas resuelve ese problema, y se convierte en una (teórica) buena opción para quien no necesita tanto rendimiento y ventajas como las que dan los MacBook Pro pero sí quiere una pantalla de mayores dimensiones.
Lo cierto es que aunque la portabilidad es importante y eso hace que los portátiles compactos triunfen. Y sin embargo, las pantallas grandes suelen ser las más populares en este mercado. Los equipos basados en Windows de 15,6 pulgadas suelen ser bastante más asequibles que los modelos de 13 o 14 pulgadas, y lo son entre otras cosas porque su producción no es tan exigente: dan más margen de maniobra en ámbitos como la refrigeración o la inclusión de más batería y componentes de mayor rendimiento.
En el caso del MacBook Air M2 15″ las ventajas son también evidentes. La resolución crece lo necesario para mantener la densidad de píxeles por pulgada (224, como en el modelo de 13,6 pulgadas), así que el impacto para el usuario es que, simplemente, todo se ve un poquito más grande.
Para quienes tengan problemas de visión esto puede ser toda una bendición, y los que no los tengan siempre pueden aprovechar las opciones de configuración de escalado, que por ejemplo ofrecen un modo con "Más espacio" en el que la resolución escalada es de 1.920 x 1.243 píxeles (por omisión es de 1.710 x 1.107).
Los textos y elementos gráficos, eso sí, vuelven a verse de forma impecable en una pantalla Retina con una reproducción de color ejemplar. Hay limitaciones claras en este panel, no obstante: la tasa de refresco es 60 Hz y el brillo máximo es de 500 nits, lo que hace que en exteriores pueda sufrir un poco.
El hecho de que el acabado del panel sea brillo y no mate —algo ya tradicional en los Mac— tampoco ayuda en esos escenarios de trabajo en el exterior. Los marcos son bastante delgados aunque aquí Apple no parece querer (o necesitar) hacer un esfuerzo extra, y en general, como ocurre con el modelo del año pasado, la pantalla cumple pero no emociona. El aumento en la diagonal, eso sí, se agradece.
Lo que permanece inalterable es la muesca o notch en la parte superior de la pantalla. En los iPhone ese notch tiene sentido: la integración de los sensores de Face ID excusa ese curioso diseño. Sin embargo en este MacBook Air contamos con la webcam 1080p pero no tenemos esa tecnología, así que, ¿para qué está el notch?
En la práctica, para nada. Apple bien podría haber integrado la webcam en el marco superior como ha hecho durante años. Intuimos es que esta es una decisión puramente estética y destinada a un único objetivo: la de que el equipo sea reconocible. La de que cuando alguien vea esa pantalla con ese notch pueda decir con seguridad "esto es un MacBook de Apple" (sea el que sea). Uno acaba acostumbrándose a él, pero es un elemento que aun cumpliendo esa función "de marketing" resta en la experiencia de usuario porque, sencillamente, no tiene sentido práctico.
Dónde están mis puertos
Como sucedía con el MacBook Air de 13,6 pulgadas del año pasado, hay malas noticias en el apartado de la conectividad. O al menos, agridulces.
Y lo son porque aquí Apple nos vuelve a limitar con la presencia de dos únicos puertos USB-C Thunderbolt 3 / USB 4 junto al puerto MagSafe 3 que Apple tuvo a bien recuperar en sus últimos equipos portátiles.
Hubiera sido buena idea al menos tener uno de esos dos puertos (o un tercero) en el otro lateral del equipo, pero en Apple mantienen su decisión de dejarlos ambos en el mismo lado. En el lateral opuesto solo tenemos la toma para auriculares de 3,5 mm, y ahí se acaban las opciones.
Así pues, nos vemos relegados a la condena del #donglelife, sea o no para tanto. Puede que el grosor no sea excesivo, pero no debería haber problema para incluir alguna opción más, como sí hicieron en Apple con los renovados MacBook Pro, que están (asombrosamente) repletos de puertos.
En este MacBook Air M2 15″ se repite pues la historia de su versión más compacta: solo podremos conectarlo a un único monitor externo, algo curioso teniendo en cuenta que el chip M2 parece preparado para mucho más. La conectividad inalámbrica está cubierta con el soporte Wi-Fi 6 (pero no Wi-Fi 6E) y Bluetooth 5.3.
Rendimiento: el M2 sigue es un buen chip, pero ya no sorprende
Cuando Apple presentó sus chips M1 a finales de 2020 planteó una revolución espectacular. De repente la arquitectura ARM tenía sentido no solo en móviles, sino también en equipos de sobremesa y portátiles. Sus prestaciones y sobre todo su eficiencia demostraron ser perfectos para la nueva era de equipos de Apple, pero aquel salto inicial de prestaciones no fue tan sorprendente con los Apple M2.
De hecho las mejoras en estos chips han sido algo más templadas, y aunque estamos ante un chip solvente, la mejora de rendimiento o de eficiencia respecto al Apple M1 no ha sido especialmente espectacular.
Ya pudimos comprobarlo con el MacBook Air M2 13″ (2022) de 13,6 pulgadas, y eso vuelve a ocurrir con el MacBook Air M2 15″ (2023) que hemos analizado, y que obtiene prácticamente los mismos resultados que su hermano pequeño en las pruebas realizadas.
Uno podría pensar que con un chasis menos compacto habría algo más margen de maniobra para el chip, que estaría "menos apretado" y con mejor refrigeración pasiva. Eso no parece ser así en la mayoría de los casos, aunque hemos notado que el equipo aguanta algo más de tiempo dando su máximo rendimiento: en cuanto se calienta —como ocurre con el modelo de 13,6″— el ordenador se protege haciendo throttling y "bajando un poco de vueltas".
Eso se nota por ejemplo en las pruebas gráficas con juegos como Shadow of the Tomb Raider: la primera vez que uno pasa el modo benchmark de este juego la prueba arroja un dato de 45 fps. En la segunda y sucesivas pruebas esa tasa de fotogramas por segundo baja a 38-40 fps.
Así pues, no hay sorpresas especiales aquí: tenemos un rendimiento prácticamente idéntico al del MacBook Air M2 13″ del año pasado. Podemos verlo en la siguiente tabla:
Mac mini M1 |
MacBook Air M2 13″ (2022) |
MacBook Air M2 15″ (2023) |
|
---|---|---|---|
Geekbench 5 (Mono) |
1715 |
1891 |
1892 |
Geekbench 5 (Multi) |
7647 |
8742 |
8759 |
Cinebench R23 (Single) |
1519 |
1585 |
1599 |
Cinebench R23 |
7692 |
7925 |
8212 |
3DMark Wild Life Extreme |
4893 |
6773 |
6459 |
Como sucedía con el modelo del año pasado, el hecho de que el MacBook Air M2 15″ siga apostando por la refrigeración pasiva hace que estemos ante un equipo absolutamente silencioso.
Esa es una magnífica noticia teniendo en cuenta además que el rendimiento es notable. Las temperaturas suelen estar bajo control y no notamos calentamientos excesivos del equipo.
La única excepción: al ejecutar pruebas intensivas —o jugar a algún juego exigente como 'Shadow of the Tomb Raider’— durante periodos prolongados la cosa cambia.
En la zona alta del teclado, más o menos alrededor de la fila de teclas de función, sí puede notarse que la temperatura del equipo es más elevada. Lo mismo ocurre en la parte baja del equipo, lo que hace algo incómodo mantenerlo sobre las piernas sin más durante cierto tiempo.
La batería de este modelo es algo más grande que la de su variante de 13,6 pulgadas, y aunque eso podría hacer pensar que vamos a obtener una autonomía mayor y el equipo aguantará más, lo cierto es que aquí el MacBook Air M2 de 15 pulgadas se comporta igual que el de 13,6 pulgadas.
Así, lo normal es aguantar unas 11 o 12 horas de trabajo con un brillo medio en la pantalla y la conexión Wi-Fi activada. El tiempo de carga sigue siendo de unas dos horas y media con el adaptador de 35 W incluido, aunque volvemos a poder optar por el modelo de carga rápida de 70 W que tendremos que comprar aparte.
Donde hay sorpresas agradables es en la reproducción multimedia: el MacBook Air M2 15″ vuelve a contar con altavoces en la zona de la bisagra —nada de rejilla en los laterales del teclado, como sí plantean los MacBook Pro—, pero aquí se da un pequeño salto y pasamos de cuatro a seis altavoces.
Eso hace que el apartado del sonido gane enteros y podamos disfrutar de algo más de volumen. La calidad es notable, y una vez más se demuestra que Apple aquí ha hecho los deberes y ha resuelto el problema de forma ingeniosa con esa situación de los altavoces.
La calidad de la webcam es idéntica a la del modelo de 13,6 pulgadas. Como aquel, este es el primer MacBook Air en dar el salto a una cámara con resolución 1080p, algo que desde luego se nota y que permite ganar enteros a la hora de hacer videoconferencias.
Apple, tenemos que hablar de almacenamiento
El rendimiento de la unidad SSD fue sobresaliente en el modelo analizado, que contaba con 16 GB de memoria unificada y 512 GB de capacidad de almacenamiento. En nuestras pruebas con BlackMagic Disk Speed Test alcanzó los 2.912 MB/s de tasa de lectura, pero aquí vuelve a aparecer el problema de las unidades SSD de estos equipos.
¿Qué problema? Pues que en el modelo base con 256 GB de capacidad ese rendimiento de la unidad SSD es bastante peor. Entre un 30% y un 50% del modelo analizado según pruebas independientes. Es algo que lleva detectándose en los MacBook desde hace algún tiempo, y que vuelve a repetirse en estos equipos.
Lo cierto es que en la mayoría de los casos esa degradación del rendimiento no debería tener un impacto notable en la experiencia de usuario. El modelo base de 256 GB se comportará de forma sobresaliente salvo que tengamos necesidades muy específicas —por ejemplo, mucho trabajo con contenidos de vídeo—, pero aún así resulta sorprendente que Apple recurra a estos métodos para lograr mejorar su margen de beneficio.
No es el único pero al sistema de almacenamiento. Cuando uno se prepara para comprar uno de estos MacBook Air M2 15″ deberá tener en cuenta que las opciones de mejora salen muy caras. Pasar de 8 a 16 GB de memoria unificada cuesta 230 euros, por ejemplo, pero es que ese es también el precio de pasar de una unidad de 256 GB a una de 512 GB.
La situación es especialmente criticable en el caso de las unidades SSD. Es cierto que la memoria unificada usada en los chips de Apple es algo distinta de la memoria RAM tradicional y eso puede explicar en parte el elevado coste de esas expansiones, pero la cosa cambia con las unidades SSD.
Y cambia sobre todo porque hace meses que los precios de las unidades SSD se han derrumbado. Jamás hubo mejor momento para comprarlas, de hecho, y el precio por gigabyte ha caído de tal forma que hoy en día una unidad de 2 TB como la que plantea Apple no cuesta casi 1.000 euros, sino apenas 120.
Apple MacBook Air M2 15″ (2023), la opinión y nota de Xataka
Estamos básicamente ante el mismo modelo del año pasado, pero con una pantalla de mayor tamaño, y las conclusiones no difieren de las que ya planteamos en el análisis de aquel modelo.
O sí lo hacen, porque han pasado ya casi un año desde aquel análisis y el único cambio apreciable es el de la pantalla. Se mantiene la apuesta hardware a pesar de que los precios de los componentes tienden a bajar. No tenemos claro que el panel suponga una factura más costosa para Apple —al fin y al cabo, la densidad de píxel es idéntica— y uno pensaría que en realidad a Apple le sale hoy más barato fabricar este equipo de lo que hace un año le costaba fabricar el modelo de 13,6 pulgadas.
Primero, las buenas noticias. Estamos ante un MacBook estupendo si lo que quieres es 1) un Mac 2) una buena diagonal y 3) que eso no te obligue a comprar un MacBook Pro. Es una opción interesante para ese tipo de usuarios, pero en nuestra opinión ahí se acaban las recomendaciones.
Y se acaban porque ahora mismo hay opciones que parecen tener más sentido. Si puedes sacrificar la pantalla, el MacBook Air M1 de 13,3 pulgadas tiene un precio oficial de 1.219 euros y sigue siendo un excelente equipo portátil. La diferencia de rendimiento y eficiencia no es es tan grande, así que para usuarios con menos presupuesto parece la opción obvia. Se puede encontrar reacondicionado en la propia Apple por algo menos, pero incluso no sería descabellado buscarlo de segunda mano para ahorrar aún más: sigue siendo, insistimos, una gran opción.
Pero es que aun en el caso de que necesitemos más pantalla, hay opciones que creemos que son más interesantes. La más obvia es un MacBook Pro de 14″, que en su versión reacondicionada con 16 GB de RAM y 512 GB de SSD cuesta 1.729 euros en la tienda oficial de Apple, por ejemplo. Ahí estaremos ante un equipo con mucha mejor pantalla (ProMotion 120 Hz, 1.000 nits, XDR), más puertos (ranura SD, HDMI, un tercer puerto USB-C y todos con interfaz Thunderbolt 4, no 3).
Hay más ejemplos, pero el resumen es claro en todos los casos: este MacBook Air M2 15″ es un equipo caro (1.599 euros) en su configuración básica, y dar el salto al modelo más recomendable (16 GB de memoria unificada, 512 GB de SSD) sale por nada menos que 2.059 euros, una cantidad que creemos excesiva para un equipo que es casi "el punto de partida" si quieres tener un MacBook. Los precios se disparan y contrastan con un mercado de portátiles basados en Windows que por bastante menos pueden competir sin problemas e incluso superar ampliamente en el caso de los equipos gaming.
Así pues, resulta difícil recomendar la compra de un equipo cuya única excusa está en ese reclamo de una pantalla de mayor tamaño. Si ese es el principal argumento de compra, quizás no estaría de más acceder a una de las opciones citadas con pantallas de menor tamaño. Si queremos resolver ese problema, hay una opción estupenda: conectarlo a un monitor externo en las sesiones de trabajo (y ocio) en casa. Perderemos esa mayor diagonal cuando estemos fuera del hogar, pero creemos que es interesante valorar ese equilibrio.
8,8
Diseño
8,50
Pantalla
8,00
Rendimiento
9,00
Teclado/Touchpad
9,25
Software
8,75
Autonomía
9,5
A favor
- Gran rendimiento y mejor eficiencia
- Construcción impecable
- Vuelve el puerto MagSafe
- Webcam 1080p
En contra
- Throttling y rendimiento capado de la unidad SSD en el modelo base
- Diseño poco diferencial y notch sin argumentos funcionales
- Precio elevado tanto del equipo como de las opciones para expandir su memoria y sobre todo su SSD
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