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Si con algo es comparable la envergadura de Starship, el cohete más potente fabricado hasta la fecha, es con el interés que despierta. De ahí que su lanzamiento de prueba hace poco más de una semana acabara convirtiéndose en una de las citas más importantes del año para los apasionados de la exploración espacial. Ahora al fin podemos asomarnos a la "cocina interna" de la operación para ir más allá del vídeo con los escasos tres minutos de su vuelo desde Boca Chica o los datos que han ido divulgándose a cuenta gotas a lo largo de los últimos días.
El motivo: Elon Musk ha querido compartir más detalles.
Un éxito, aunque no completo. Ese es el balance que Elon Musk, CEO de SpaceX, compartió ayer por la noche durante el chat que mantuvo con suscriptores en Twitter Space. Al analizar el lanzamiento de Starship, que logró despegar desde su plataforma en Boca Chica (Texas) para acabar desintegrándose tras algo más de tres minutos de vuelo, el magnate reconoció que la prueba se ajustó a lo que él mismo tenía previsto. "El resultado estuvo más o menos en línea con lo que esperaba. Quizá superó ligeramente mis expectativas", comentó Musk.
"Obviamente no fue un éxito completo, pero aun así fue un éxito", incidió el empresario antes de recordar que el lanzamiento permitió a la compañía "aprender mucho", uno de los principales objetivos de la prueba. Otro de los puntos positivos en los que incidió es que el cohete consiguió salir de la plataforma "con daños mínimos". "En general, creo que ha sido un gran vuelo", concluyó.
El minuto a minuto del despegue. Durante la charla Musk respondió preguntas y detalló la cronología de la prueba de Starship, ahondando incluso en detalles. El magnate explicó por ejemplo que los problemas empezaron durante el despegue, cuando 3 de los 33 motores Raptor del propulsor Super Heavy fallaron o se optó por prescindir de ellos: "No explotaron, pero el sistema no consideró que estuvieran lo suficientemente sanos como para llevarlos a pleno empuje". 30 era el mínimo para el despegue, pero ese hándicap acabó inclinando la Starship.
No fue el único problema. Como detalla Space News, Apenas 27 segundos después del lanzamiento los técnicos detectaron fallos en otro de los Raptor (el 19) y poco después "algún tipo de evento energético" rompió parte del escudo térmico alrededor de ese y otros tres motores más. Cuando hacía 62 segundos que el cohete había abandonado Boca Chica se registraron nuevos daños en el escudo. Pasados 85, relata Musk, "las cosas se complicaron de verdad", con fallos en otro motor. "A partir de ese punto perdemos el control del vector de empuje del cohete", admite.
¿Y el final de la misión? Tampoco la fase final de la prueba, cuando los responsables de la misión decidieron acabar con el vuelo, salió según lo esperado. "Llevó demasiado tiempo romper los tanques", reconoció Elon Musk al hablar del comando diseñado para destruir la Starship. Los explosivos se demoraron más de lo previsto, unos 40 segundos, en romper los tanques, lo que demuestra en parte la resistencia del cohete. SpaceX ha tomado nota y podrían añadir más explosivos para garantizar que la nave se desintegre al instante si fuera necesario.
¿Qué ocurrió con la plataforma? Si bien el día de la prueba la gran protagonista fue Starship, a lo largo de las jornadas siguientes el foco se centró en otro elemento, en apariencia más secundario: la plataforma de lanzamiento. Mejor dicho, los destrozos que sufrió la plataforma. El empuje de los 30 motores generó un "tornado de rocas". La Administración Federal de Aviación, la responsable de regular los lanzamientos de cohetes, ya está investigando de hecho lo ocurrido. Musk explicó que los fallos en los motores no parecían estar causados por esa dispersión de escombros, pero avanzó cambios en las próximas pruebas.
Bajo el soporte de lanzamiento se instalará una placa de acero refrigerada por agua, una pieza que SpaceX no logró tener lista para la primera prueba. Desde la compañía pensaron que el hormigón resistiría el empuje de los potentes motores que impulsan a la Starship, subestimando su efecto: "Su fuerza cuando aceleraron pudo destrozar el hormigón, en vez de simplemente erosionarlo".
Pinceladas de futuro. Musk también deslizó algunas ideas valiosas sobre el futuro. Una de las principales —recoge The New York Times— es que el próximo cohete y las reparaciones en la plataforma estarán listos en cuestión de seis u ocho semanas, unos dos meses. Sus ajustes deberán sin embargo convencer a la agencia federal que está investigando lo ocurrido durante el primer lanzamiento.
Para la próxima prueba se utilizará, eso sí, un propulsor Super Heavy Booster 9. "Sus motores son mucho más nuevos y consistentes y con mejoras significativas de fiabilidad”, detalló Musk: "Creo que veremos una situación mucho más robusta".
Un cronograma esbozado. En lo que resta de año Musk confía en intentar cuatro o cinco lanzamientos más de Starship. E incluso se atrevió con su propia quiniela a corto plazo: "Probablemente tengamos un 80% de probabilidades de alcanzar la órbita este año. No quiero tentar a la suerte, pero creo que cerca del 100% de probabilidades de alcanzar la órbita dentro de 12 meses".
En el terreno financiero, calculó que SpaceX gastará alrededor de 2.000 millones de dólares en su programa de cohetes Starship a lo largo de este ejercicio y mostró su confianza en que la compañía no necesitará recaudar fondos adicionales.
Imagen de portada: SpaceX
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