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En el fondo, la economía es el estudio de incentivos. ¿Cómo las personas obtienen lo que quieren? Se asume que los buenos actores prosperan debido a sus buenas acciones y los malos actores son castigados por sus malas acciones. Es decir, el mercado es eficiente. Funciona con un sistema de premios y castigos. En niveles generales, estamos hablando de un mercado justo. Justo y eficiente.
Supongamos que iniciamos un negocio. Abrimos una tienda. Nuestra tienda prosperará en la medida que ofrezcamos servicios y productos de calidad. Si somos mejores que la competencia, el mercado nos premia. Si, por el contrario, no somos mejores que la competencia, el mercado nos castiga. Tarde o temprano, lo malo muere y lo bueno prospera. Es la supervivencia del más apto. Y, de esta forma, la eficiencia se incrementa. Se trata de un capitalismo salvaje. Pero un capitalismo que ofrece resultados.
Ahora supongamos que nuestra tienda no es la mejor. De hecho, nuestros productos y servicios son inferiores a los de la competencia. Sin embargo, nuestra “ineptitud” es premiada con un subsidio gubernamental. Esa intervención, obviamente, crea una distorsión en el mercado. Se utilizan fondos públicos para beneficiar una empresa privada. Sin embargo, esa ayuda es, en el fondo, perjudicial para el público. Se le permite a lo malo sobrevivir de manera artificial. Lo que es injusto e ineficiente. Salvando a los incompetentes, la sociedad pierde. ¿Suena familiar?
Por supuesto que, en este caso, estamos entrando en un debate muy complejo. ¿El libre mercado o la planificación centralizada? ¿Capitalismo salvaje o el socialismo? En la práctica, lo que en realidad tenemos es un sistema mixto. Se trata de un libre mercado. Pero esa libertad no es ilimitada. Hay reglas, instituciones y regulaciones que intervienen. Este aspecto “mixto” se construyó con el tiempo utilizando como maestros al ensayo y el error. La historia ha favorecido a la moderación. Sin embargo, el extremismo siempre pretende ser el héroe del momento. Los extremistas siempre nos venden su utopía desde la oposición. Pero el extremismo, en la práctica, termina en desastre. En otras palabras, lo ideal no siempre es lo ideal.
Recordamos la indignación pública que causaron los rescates de la crisis crediticia del 2007-8. ¿Cuáles fueron los villanos de esta historia? Los banqueros. Los banqueros en su codicia causaron la crisis al asumir demasiados riesgos. Los banqueros prestaron dinero de manera irresponsable. Prestaron tanto dinero que los impagos causaron la caída del sistema bancario y el mercado inmobiliario. ¿Quiénes son los culpables? Los banqueros. Hollywood, Youtube, y Twitter coinciden en lo mismo. Los banqueros son malos.
Para colmo de males, los banqueros no pagaron por sus “crímenes”. De hecho, los banqueros recibieron grandes premios. Fueron rescatados con “inyecciones de liquidez”. Causaron la crisis. Pero, luego, se beneficiaron de la crisis. El mensaje es el siguiente: Actúa mal y Papá Estado le salvará. En otras palabras, la ruina del capitalismo. En ese sentido, las quiebras bancarias son también una quiebra moral. Esto crea un precedente muy peligroso. Lo que incita a que siga sucediendo lo mismo una y otra vez. Sorpresa. La historia se está repitiendo. Déjà vu. Este 2023 nos recuerda bastante al 2008.
Ahora el otro lado de la moneda. La quiebra de un banco perjudica a toda la sociedad. Aquí pagan justos por pecadores. La quiebra de un banco nunca es solamente la quiebra de un banco. En un banco, tenemos prestatarios y prestamistas. El pasivo de uno es el activo del otro. Lo que implica que la caída de un banco significa la pérdida de muchos.
Por otro lado, la parálisis del crédito perjudica todo. El sistema bancario depende de la confianza. Al perderse la confianza, se cae el crédito. Y el crédito es lo que mueve la economía. El miedo y el pesimismo lo destruyen todo. Es decir, un banco en problemas puede generar un pánico generalizado. Lo que puede ocasionar corridas bancarias en otros bancos, causando así graves problemas de liquidez. Si las personas pierden confianza en los bancos y colocan su dinero debajo del colchón, el dinero se vuelve escaso. En otras palabras, el barco se hunde.
La Gran Depresión (EEUU) nos ofrece grandes lecciones al respecto. ¿Qué hacer? ¿Qué no hacer? Sabemos que el costo de no hacer nada. Y también sabemos la importancia de contar con las herramientas e instituciones que nos protegen de los colapsos bancarios. Se requiere un sistema bancario sólido. Así de sencillo. En este caso, ha ganado el pragmatismo. Se hace lo que se tiene que hacer. Porque el costo de dejarlo todo al libre mercado es demasiado alto. La solución del liberalismo clásico es demasiado destructiva. Y se ha escogido una opción mucho más benigna. No es una opción que complace a todo el mundo. No es una opción particularmente popular entre los libertarios. Sin embargo, es una especie de mal necesario. Es la solución que ha funciona mejor.
Por supuesto que hay un riesgo moral en el caso de los rescates. Claro que una quiebra bancaria, en muchos sentidos, también es una quiebra moral. Hay algo que, obviamente, no se siente bien en todo esto. En la mayoría de los casos, se trata de personas que rompen las reglas para obtener una ventaja adicional. Con frecuencia, perjudicando a terceros. En otros casos, también es un asunto de estupidez. El exceso de confianza te hace cometer errores. Eso pasa. Y pasa mucho.
Ahora bien, un banco para poder operar en los Estados Unidos debe cumplir con unos requisitos. El riesgo de quiebra se toma en cuenta desde el principio. De hecho, todo banco debe pagar un seguro que los cubre de estos problemas, por ejemplo. Y eso se exige para proteger a los depositantes. O sea, el riesgo de quiebra bancaria es parte de la planificación. Es algo se prevé con antelación.
Pensemos en nuestro seguro de salud. Pagamos una prima y, de pronto, la aseguradora es responsable de pagar nuestros gastos en la clínica. ¿Acaso eso es injusto? ¿Acaso es un regalo? ¿Cuál es el riesgo moral en este caso? Las aseguradoras saben muy bien que las estafas son comunes en su industria. Abusos se cometen con frecuencia. Cierto. Sin embargo, las personas entienden el funcionamiento de un seguro de salud. No podemos decir lo mismo de los rescates bancarios.
Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.
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Según es.cointelegraph.com