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Desde la fiebre acumuladora de la pandemia, sabemos que tenemos una obsesión extraña con el papel higiénico. De hecho, mientras indagaba por la cantidad media de papel que gastamos en España, casi todo lo que he encontrado fue publicado en aquellas devastadoras semanas de marzo de 2020.
Y eso explica, al menos en parte, por qué recurrentemente en estos meses de incertidumbre e inflación siempre hay un artículo sobre el papel higiénico entre lo más visto o leído de todos los periódicos. Mi duda, no obstante, es ¿de verdad se puede ahorrar papel higiénico?
¿Cuánto papel higiénico se gasta en España? Como de costumbre, no tenemos datos actualizados del sector, pero desde hace años la media de papel higiénico que usa un hogar español se encuentra entre los 105 y los 140 kilos al año. Es decir, unos treintaytantos kilos por persona.
No obstante, eso supone en torno a unos 30 euros al año en un hogar medio. De ahí que, por mucho que "en plena crisis cada euro cuente", hablar de 'ahorrar' no deje de sonarme extraño.
Más allá del dinero… Está claro que el dinero no es la única cuestión por la que podríamos querer ahorrar en papel: hay cuestiones ecológicas (cada rollo requiere usar 140 litros de agua), sanitarias (sobre todo ahora que se ha empezado a relacionar algunos componentes con ciertas enfermedades como el cáncer) e incluso culturales. No debemos olvidar que hay muchísimas zonas del mundo en las que no se usa papel higiénico, sino agua (el culto civil de los argentinos al bidé da buena muestra de ello).
…pero el dinero sigue estando ahí. Y es curioso. Los artículos sobre cómo ahorrar aplastando el rollo para limitar la cantidad de papel que "sale" en cada tirón se han convertido en un género en sí mismos. Y me pregunto por qué.
Sobre todo, teniendo en cuenta que es un tema que se ve, también, al otro lado: en el de los ricos. Hace unos años, un equipo de investigadores de la Universidad de Michigan descubrió que, en general, los ricos gastaban menos en papel higiénico que los pobres.
El motivo era muy simple: lo compraban en grandes cantidades aprovechando las ofertas. Y eso se traducía en un ahorro mínimo, pero que aplicado a otras facetas de la vida se traducía en ahorros más importantes. Es decir, era un indicador, una metáfora: pero un montón de gente se obsesionó con comprar papel a gran escala.
¿Qué está pasando aquí? Eso de que "debemos centrar nuestros esfuerzos en lo que podemos controlar y no preocuparnos por aquello que está fuera de nuestro control" es una idea antiquísima que se puede remontar al estoicismo clásico y se encuentra en las entrañas filosóficas de la psicología cognitivo-conductual contemporánea. Además, nos ayuda a entender el problema: porque la obsesión con el papel higiénico es todo lo contrario.
Ahorrar en este gasto, por mucho que pueda tener sentido en algún contexto, es querer intervenir lo que está fuera de nuestro control a través de cosas que sí están en nuestra mano, pero no tienen capacidad de influir en el otro problema. Es querer achicar el agua del Titanic con una cucharilla de café. Marginalmente, todo suma: pero nos vamos a hundir igual.
¿Entonces? ¿Nos ponemos a derrochar? los seres humanos necesitamos formas de gestionar la impotencia, de decirnos a nosotros mismos que no malgastamos, que hacemos todo lo que podemos. En ese sentido, bienvenidos sean los rollos aplastados.
Pero no debemos de olvidar que no debemos tomarnos todo esto demasiado en serio. Hacerlo, nos repite las terapias psicológicas más avanzadas, nos puede impedir tomar decisiones con mayor impacto en nuestra vida.
Imagen | Jas Min
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