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Nuestro país tiene el privilegio de vivir una democracia madura donde las sucesiones presidenciales se han dado sin traumas aunque haya cambios de partidos.
Contamos con un sólido sistema de partidos políticos que con el paso de los tiempos ha sabido irse regenerando.
La democracia se sustenta en las personas y en las instituciones.
Los partidos políticos son esenciales para el fortalecimiento de todas las demás instituciones democráticas, pues de una u otra forma ellos son los que tienen la delegación para la conformación de las mismas. Algunas veces de manera directa, otras de manera indirectas.
El sistema de partidos en República Dominicana, que empezó a consolidarse a partir de 1978 y su gran prueba de fuego fue la crisis que se derivó en las elecciones presidenciales de ese momento.
Se consolidaba como un sistema donde predominaba el bipartidismo en el que se nucleaban las dos inclinaciones ideológicas.
Lo natural es que en el ambiente ideológico se de esa polarización en dos preferencias ideológica, que algunos le llaman liberales y conservadores, otros de izquierda y de derecha.
Pero esas no son más que etiquetas, pues lo que en un país puede considerarse liberal en otro país forma parte de los intereses de quienes son catalogados conservadores.
A partir de 1978 era claro, que las preferencias se polarizaban entre el Partido Reformista y el Partido Revolucionario Dominicano, aunque había muchas otras siglas minoritarias.
Ambas organizaciones fueron relevantes en la consolidación del sistema de partidos políticos.
Esa fortaleza de los partidos nos ha librado de las aventuras que tanto daño han hecho por otros lares.
La madurez del sistema se pone de manifiesto cuando le ha tocado renovarse. Ya las dos instituciones que en 1978 representaban los polos contrapuestos, hoy son actores secundarios dando paso a los partidos de la Liberación Dominicana y al Revolucionario Moderno.
Y esa dinámica se mantendrá sin que altere nuestro sistema y sin dar pasos a aventuras.
De igual forma, nuestro país tiene el privilegio de contar con cuatro personas vigorosas y saludables con experiencia de Estado.
Los expresidentes Leonel Fernández, Hipólito Mejía y Danilo Medina, así como el presidente Luis Abinader son un activo incalculable con lo que el país puede contar, además de que han demostrado tener una extraordinaria vocación de servicio.
Desde sus respectivas trincheras son guardianes de la salud democrática dominicana, con un peso determinante en la actividad política.
La existencia de un saludable sistema de partidos políticos y de reales líderes demócratas, nos garantiza la estabilidad democrática indispensable para que germine el bienestar material.
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Según eldia.com.do