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El Cairo, 15 feb. La organización Human Rights Watch (HRW) aseguró este miércoles que la "lenta respuesta humanitaria" a los terremotos que afectaron gravemente al noroeste de Siria, en manos de la oposición, pone de manifiesto la "insuficiencia" del mecanismo de ayuda transfronteriza en Siria establecido por la ONU, unos retrasos que tildó de "mortales".
La autorización por parte del Gobierno sirio de otros dos pasos fronterizos hacia el noroeste de Siria durante tan solo tres meses "es demasiado poco y llega demasiado tarde", afirmó el director adjunto para Oriente Medio de HRW, Adam Coogle, en un comunicado.
Añadió que el "historial del Gobierno sirio de obstrucción de la ayuda, combinado con el fracaso del mecanismo transfronterizo autorizado por el Consejo de Seguridad para satisfacer las necesidades urgentes de los sirios en el noroeste asediado, demuestran que son necesarios sistemas de ayuda alternativos",
En los días posteriores a los terremotos, el secretario general de la ONU, António Guterres, y el jefe de asuntos humanitarios de la ONU, Martin Griffiths, pidieron más acceso transfronterizo a las personas necesitadas.
Griffiths reconoció el pasado 12 de febrero, seis días después del primer terremoto, que la ONU había "fallado" a la población del noroeste de Siria.
Ayer, un convoy de la ONU entró a las áreas opositoras del noroeste de Siria a través del paso fronterizo de Bab al Salam, un cruce en la divisoria turca que la organización puede volver a utilizar desde ayer tras varios años sin acceso.
Bab al Salam fue uno de dos cruces a los que la ONU perdió acceso en 2020 y solo Bab al Hawa, también la divisoria turca, permanecía abierto hasta ayer para este fin.
Las áreas opositoras de las provincias de Idlib y Alepo, las más castigadas por los seísmos ubicadas en el norte de Siria, no recibieron su primera ayuda humanitaria de la ONU hasta pasados cuatro días de la catástrofe y el primer envío específico para los afectados se demoró incluso más, lo que provocó un aluvión de críticas contra la organización.
Incluso antes de los terremotos, los sirios se enfrentaban a una de las peores crisis económicas y humanitarias desde que comenzó el conflicto en 2011, luchando contra una crisis de combustible, un brote de cólera y el aumento de la inseguridad alimentaria.
La mayor parte de la población del noroeste de Siria, de unos cuatro millones de habitantes, incluidos al menos 2,6 millones de desplazados, dependía de la ayuda humanitaria.
"Los civiles de estas zonas están atrapados de hecho, carecen de recursos para reubicarse, no pueden cruzar a Turquía y temen ser perseguidos si intentan reubicarse en zonas controladas por el Gobierno", aseguró HRW.
"Los sirios del noroeste han estado pidiendo a gritos al resto del mundo que acuda en su rescate, pero hasta ahora solo ha llegado un goteo de ayuda a los más necesitados", concluyó Coogle. EFE
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Según infobae.com