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El reactor de fusión JT-60SA ha seguido su camino con discreción. Casi sin hacer ruido. Y, sin embargo, forma parte de un experimento muy importante. De hecho, hasta que ITER, el reactor experimental de fusión que está siendo construido en Cadarache (Francia) esté listo, esta sofisticada y compleja máquina japonesa será el reactor de fusión más grande sobre la faz de la Tierra.
Está instalado en Naka, una pequeña ciudad no muy alejada de Tokio (pequeña para los estándares nipones). Esta máquina es el auténtico corazón del programa de fusión público de Japón, pero no es importante solo para el país que la alberga; también lo es para Europa, que está colaborando estrechamente con Japón para llevar este proyecto a buen puerto.
De hecho, el objetivo primordial del reactor JT-60SA es llevar a cabo una colección de experimentos cuyos resultados serán muy valiosos para ITER. En otras palabras, lo que persigue es allanar el camino a este último reactor de fusión, algo que ya está haciendo el reactor experimental JET alojado en Oxford (Inglaterra). En marzo de 2021 JT-60SA dio un traspié, algo que, por otra parte, es normal en un proyecto tan complejo como este. Pero este año nos promete emociones fuertes.
Las pruebas con plasma en el reactor JT-60SA empezarán a finales de 2023
La construcción de este reactor experimental de fusión nuclear comenzó en enero de 2013. Pero no lo hizo desde cero; lo hizo tomando como punto de partida el reactor JT-60, su precursor, una máquina que entró en operación en 1985 y que durante más de tres décadas ha alcanzado hitos muy importantes en el ámbito de la energía de fusión. El ensamblaje del JT-60SA finalizó a principios de 2020, y la intención de los científicos japoneses y europeos involucrados en su puesta a punto era iniciar las pruebas con plasma lo antes posible, pero se toparon con un inconveniente.
Durante los tests previos a las pruebas con plasma se desencadenó un cortocircuito en una de las bobinas de campo poloidal
Antes de abordar los tests con plasma es necesario poner a prueba otros subsistemas del reactor para comprobar que todo funciona correctamente. Es lo normal, especialmente en una máquina tan compleja como lo es un reactor experimental de fusión. Pero en marzo de 2021 se produjo un giro inesperado de los acontecimientos: durante los tests previos a las pruebas con plasma se desencadenó un cortocircuito en los terminales de una de las gigantescas bobinas de campo poloidal que se responsabilizan del confinamiento magnético del gas a altísima temperatura.
Afortunadamente, los ingenieros que operaban el reactor en ese momento reaccionaron con mucha rapidez y consiguieron limitar los daños. En ese momento los imanes estaban funcionando con baja corriente, pero, aun así, se produjo una fuga de helio que obligó a los técnicos a apagar esta máquina. Estas incidencias son en gran medida inevitables en un ingenio tan complejo como este, y este contratiempo en particular ha requerido la reparación de 90 elementos del reactor, y también ha obligado a los técnicos a volver a cablear todos los sensores.
Como es lógico, durante el tiempo que han requerido estas reparaciones no se ha podido seguir adelante con el programa de investigación que describe el itinerario del reactor, pero los científicos japoneses y europeos involucrados en este proyecto están trabajando a buen ritmo. Y su esfuerzo va a verse recompensado en breve debido a que durante el próximo mes de marzo iniciarán las pruebas "en frío" que preceden a los primeros tests con plasma, que, si todo va bien, llegarán a finales de 2023.
🚨JT-60SA, the biggest #fusion device until ITER is completed, will resume operations in 2023! 🙌
We go behind the scenes of this major scientific experiment with @iterjapan 🇪🇺🤝🇯🇵🔜🌞
👉https://t.co/9RUSMPd6qn #innovation #collaboration pic.twitter.com/P8izXqQbPl— Fusion For Energy (@fusionforenergy) December 1, 2022
Es una noticia fabulosa. Y lo es porque, como hemos visto más arriba, el propósito del reactor JT-60SA es entregar información muy valiosa a ITER. Su programa de investigación contempla varias fases durante las que se pondrá a prueba la estabilidad del sistema magnético en el modo de operación de alta corriente, y también se estudiará el comportamiento del plasma, entre otros objetivos. Un apunte interesante: la base del criostato, que es una cámara de acero inoxidable que proporciona el alto vacío y preserva el entorno ultrafrío que requieren los imanes superconductores, ha sido fabricada en España.
Imagen de portada: QST/F4E
Más información: Fusion for Energy (F4E) | JT60SA
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