Unas palabras en el Financial Times han servido para levantar todo tipo de rumores y conjeturas: Ford está estudiando una alternativa a la plataforma MEB de Volkswagen. ¿Qué caminos tiene? ¿Qué sentido hay detrás de utilizar dos plataformas de distintos orígenes? La diferenciación puede ser uno de ellos.
Una alianza. En 2018 Ford y Volkswagen llegaron a un acuerdo: ambas compañías podrían compartir la plataforma MEB de vehículos eléctricos. La idea era que Volkswagen permitiera la construcción de vehículos Ford sobre ella, encargándose la segunda de ensamblarlos y dotarlos de la imagen final de cada uno de ellos.
Una forma de funcionar que conocen bien dentro del Grupo Volkswagen con su archiconocida plataforma MQB. Solo hace falta asomarse a un Volkswagen Golf, un Audi A3 o un Seat León y comprobar como, en su estructura, el interior de todos los modelos guarden importantes semejanzas. Semejanzas que cada marca se encarga de minimizar con sus propios materiales y, en lo dinámico, puestas a punto particulares de cada firma.
Por el buen camino. Todo parecía ir por el buen camino para la alianza de Volkswagen y Ford. En la transición al coche eléctrico, las marcas han tenido dos opciones: adaptar las plataformas de combustión a la nueva tecnología o contar con una plataforma desarrollada exclusivamente para estos coches.
Para conseguir un coche eléctrico distintivo, en la mayor parte de los casos lo mejor ha sido invertir en una plataforma propia. Pero también era un proceso mucho más costoso. Que Ford tuviera la posibilidad de ensamblar sus coches sobre una plataforma ideada por otro fabricante era lógico que se viera como una buena alternativa. No necesitaba crear eléctricos atados a una plataforma de combustión y, al mismo tiempo, contaban con una plataforma exclusiva para eléctricos sin los costes de desarrollo que ello suponía.
En marzo supimos que las intenciones de Ford pasaban por lanzar al mercado siete nuevos modelos antes de que finalice 2024. Cuatro de ellos serían vehículos comerciales y otros tres serían parra vender a particulares. Dos, al menos, llegarán sobre la plataforma MEB. El Ford Puma eléctrico, sin embargo, no será el elegido.
¿Y sí…? Nos vamos mirando otra cosa, deben estar pensando en Ford. Porque Martin Sander, gerente de Desarrollo de Vehículos Eléctricos de Ford en Europa, ha apuntado en Financial Times la posibilidad de desarrollar una nueva plataforma eléctrica propia. "Estamos explorando todas las opciones posibles, ver hasta dónde podemos llegar y qué segmentos podemos cubrir con ella", recalcaba.
Y es que el primer (y de momento único) modelo completamente eléctrico de Ford ha sido un éxito. El Ford Mustang Mach-E ha sido un éxito de ventas pero tiene un problema: no ha dejado de ver incrementado su precio. Tanto que, pese a todo, ha dejado de ser rentable por el enorme encarecimiento de las materias primas.
Difícil encaje. El problema es que la plataforma MEB empieza a tener difícil encaje para Ford. La marca ha asegurado que apostará por vehículos de mayor precio y menor volumen de ventas. De hecho, no estaría esperando una alternativa superventas eléctrica a corto plazo. De momento, la única alternativa esperada en ese sentido es el Ford Puma eléctrico que se ha desarrollado sobre una plataforma del combustión.
Y, ademas, la plataforma MEB está pensada para ese segmento de coches medianos y pequeños, justo el segmento en el que no parece estar pensando Ford. Con otros problemas añadidos. Los problemas de software están siendo una constante con esta plataforma. Y no solo eso, la plataforma nació con fecha de muerte pues la plataforma SSP servirá para desarrollar los futuros coches conectados y eléctricos del Grupo Volkswagen.
Si se quiere lo mejor. Habrá que pagarlo. Es el camino por el que puede optar Ford. Si el Ford Mustang Mach-e ha sido un éxito de ventas ha sido en parte por su excelente puesta a punto, con uno de los modelos más deportivos del mercado. Es decir, un coche que tiene personalidad por sí mismo, muy lejos de la constante estandarización hacia la que parece que está abocada el mercado.
Ford puede contar con vehículos sobre la plataforma MEB de masas, que les supongan costes bajos y que no supongan un problema a la hora de compartir similitudes con los modelos de Volkswagen. Pero, si se quiere un vehículo diferencial, Ford parece estar decidida a ofrecerlo a un precio superior.
Es un camino que ya han emprendido Porsche y Mercedes, que parecen dispuestas a ir por libre en el mercado del coche eléctrico. Ser diferentes tiene sus riesgos y obliga a vender vehículos más caros que la competencia. Ser diferenciales es el reto a perseguir por Ford si quiere seguir esta senda.